domingo, 15 de enero de 2012

El puente del barranco del barranco del Chopar en Ainzón

            El artículo que publicamos hace unos días sobre puentes ha despertado un gran interés, como vienen a poner de manifiesto las fotografías y noticias que nos han sido remitidas sobre otros de los existentes en nuestra zona.



            Damos a conocer hoy las correspondientes al puente situado sobre el llamado barranco del Chopar, por el que discurre la carretera que conduce a Bureta y cuya denominación original era la de “carretera de Borja a Rueda de Jalón”.

            Más interesante que las propias fotografías es la documentación reunida, en torno a esta obra, por Carlos Castán que ha tenido la amabilidad de facilitárnosla.
            Por ella sabemos que cuando, a finales del siglo XIX, se construyó la citada carretera se aprovechó “un pontón de seis metros de luz” que ya existía sobre el barranco. Sin embargo, el 30 de junio de 1894, una inesperada “barrancada” derribó el puente y una casa situada en las proximidades. La acción de las aguas fue tan violenta que apenas quedaron trazas de la obra, obligando a cruzar el barranco por un vado, hasta que dos años después se encargó el proyecto de construcción de otro nuevo.


            El ingeniero responsable de su realización resaltaba en la memoria explicativa la existencia de avenidas periódicas en el barranco, algunas de extraordinaria importancia como la del citado año de 1894 y otro similar que recordaban los ancianos de la población. Sin embargo, a su juicio, el daño ocasionado había sido debido a la ausencia de cimentación en la obra derribada y la escasa luz del mismo que, al no permitir el desagüe de tan considerable cantidad de agua, se convirtió en un obstáculo para el libre discurrir de la misma.


            Por ello proponía la edificación de un nuevo puente, “de doce metros de luz y cuatro metros de altura, desde el lecho del rio hasta la clave”, constituido por “un arco escarzano rebajado al octavo, presentando un desagüe de 41,02 metros cuadrados; es decir casi el triple de la antigua”.
            Realizado en piedra caliza procedentes de una cantera situada en la dehesa de Ainzón, cal de la localidad y cemento de Zumaya, las obras fueron adjudicadas el 29 de diciembre de 1897, realizándose la liquidación en 1900, resultando lo gastado inferior a lo que había sido presupuestado, debido a que en la cimentación se encontró firme a menor profundidad.
            Los planos conservados no son los del proyecto sino los realizados por los ingenieros encargados de la liquidación final.



El puente subsiste en nuestros días, aunque su plancha superior ha sido recrecida y los antiguos pretiles desaparecieron, siendo sustituidos por una barandilla metálica. El conjunto resulta afeado por la conducción de agua que cruza el barranco a su misma altura y por las pintadas realizadas.
Al margen de comentar esta obra, bien documentada, hemos querido recordar la destrucción del puente anterior, como advertencia hacia los riesgos que entraña construir en los cauces de barrancos, pues la experiencia demuestra que, en algún momento, las aguas terminan por imponer su ley, ocasionando en ocasiones catástrofes que se debieron haber previsto.

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