lunes, 2 de enero de 2012

La reina Doña María y Borja

            Entre los regalos de estos días hemos recibido un libro, publicado en Valencia, en el que se reúnen las conferencias pronunciadas, en 1942, como homenaje a Alfonso el Magnánimo, en el V Centenario de la conquista del reino de Nápoles. Entre ellas, aparece una interesante referencia sobre la relación entre su esposa la reina Doña María y nuestra ciudad.




            Como es bien sabido, fue Alfonso V quien, en 1438, concedió el título de ciudad a Borja. Menos conocido es el hecho de que había visitado esta población con cierta frecuencia. Estuvo en 1428, en 1429 y en 1430; en esta última ocasión al frente de un ejército que acampó en las inmediaciones de Albeta. Eran los años de su enfrentamiento con su primo Juan II de Castilla y de los intentos de este último de atacar Aragón por esta zona.
            Alfonso V había contraído matrimonio a los 16 años, siendo todavía heredero, con María de Castilla, hermana precisamente de Juan II. Fue un matrimonio poco afortunado. La reina no era una mujer demasiado atractiva; algunos autores afirman que era francamente fea y desequilibrada. El matrimonio no tuvo descendencia y, de hecho, el rey vivió la mayor parte de su vida alejado de su esposa, entre los brazos de una serie de amantes. De 1420 a 1423 estuvo en Italia, y regresó en 1432, para establecer allí su residencia definitiva hasta su muerte en 1458.




            Siempre trató con deferencia a la reina que, por otra parte, era extremadamente bondadosa y piadosa, muy querida por los naturales de todos los reinos. Durante la dilatada ausencia del monarca, ejerció la lugartenencia.


Armas de la reina en la capilla de los corporales de Daroca


            El 22 de julio de 1443, Alfonso V le entregó Borja a la reina como cámara. Ya lo había sido de la reina Dª Violante de Bar, la tercera esposa de Juan I de Aragón y una mujer que tuvo una gran repercusión en la vida local, por las obras que realizó y los privilegios concedidos. De ella, se incluye una reseña biográfica en el Diccionario que publicó nuestro Centro.




            Sin embargo, no aparece la reina Doña María que también vivió en Borja durante largas temporadas. Precisamente, fue durante una de esas estancias cuando escribió a Pedro Boil, un artesano de Manises, para encargarle una serie de piezas de cerámica “para uso y servicio de nuestra persona”. La misiva, “dada en nuestra ciudad de Borja, a 26 días de noviembre del año 1454”, detalla los elementos encargados, platos, jarras, vasos “para flores”, morteros, escudillas y “escudillitas”.





            En el Museo Arqueológico que está instalado en la antigua parroquia de San Miguel, existe una vitrina dedicada a la época medieval, en la que se muestran diversas piezas de cerámica. Entre ellas, hay un fragmento de escudilla, fabricada en Manises en el siglo XV. Sería una suposición demasiado temeraria el pensar que perteneció a la vajilla encargada por la reina, pero hemos podido evocar su figura al relacionar esa pequeña pieza con la noticia del encargo, que hemos conocido gracias a esa loable costumbre de efectuar regalos navideños.

3 comentarios:

  1. Más temerario que pensar que dicha pieza perteneció a la vajilla encargada por la reina, es asegurar que Alfonso V siempre la trató con deferencia: ordenó que nunca apareciese a su lado, no se le permitió asumir su papel de reina, no la mencionó en su testamento, exigió que se diera tratamiento de reina a Lucrecia de Alagno, su última amante, quien por cierto pidió a Calixto III que anulase el matrimonio entre Alfonso V y María de Castilla, si bien el Papa, antiguo secretario de Alfonso V, se negó a dichas pretensiones.

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  2. Si se hacía referencia a la correspondencia entre ambos seguramente fuese así (no seré yo quien dude de lo expuesto por un Director del Archivo de la Corona de Aragón), pero dado que no se menciona nada sobre esto en el texto principal de la entrada, ese "siempre trató con deferencia" me ha llevado a pensar en algo más que en la correspondencia entre ambos.

    Aprovecho la ocasión para felicitarles por el blog y por toda la actividad realizada por el Centro.

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  3. Siendo cierto todo lo afirmado por nuestro amable comunicante y el hecho evidente de que la abandonara, durante años, para caer en brazos de otras mujeres, como se señalaba, lo cierto es que las relaciones entre ambos cónyuges fueron complejas. La palabra “deferencia” hacía alusión a las características de la correspondencia entre ambos que, como señalaba J. Ernesto Martínez Ferrando en la obra que dio origen comentario, nunca perdió “un tono de corrección y, de vez en cuando, de afecto”.

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