lunes, 11 de marzo de 2013

Recordando a un médico borjano



            En el cementerio de Borja, tras una lápida ya descolorida por el tiempo, reposan los restos de D. Gerardo López Larraya, fallecido en esta ciudad el 26 de agosto de 1904. En ella se hace constar su condición de “Diputado Provincial”, pero no se hace referencia su profesión de médico.
            Sin embargo, fue uno de los más ilustres profesionales de la Medicina que, durante toda su vida, ejerció como Médico Titular de la ciudad en la que había nacido el 30 de octubre de 1840, tras cursar la carrera en la Facultad de Zaragoza. 




            Hemos querido recordarlo hoy ya que, hace pocos días, al hablar del Dr. D. Vicente Gómez Salvo, afirmamos que “en 1930 fue elegido Académico Numerario de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, siendo el único borjano que ha alcanzado este honor”. Lo fue también el Dr. López Larraya y, para optar a la plaza de académico, presentó un trabajo titulado Topografía médica de la ciudad de Borja, sobre el que la comisión encargada de su evaluación, emitió el correspondiente informe, en virtud del cual, en sesión de 20 de abril de 1873, fue nombrado miembro de la que, entonces, se denominaba “Academia de Medicina de Aragón”.
            Una copia del estudio y del informe se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Borja, donde lo encontró, en 1982, Manuel Gracia Rivas, dándolo a conocer en un artículo publicado en Cuadernos de Estudios Borjanos IX-X.
            También hizo referencia al mismo en el Diccionario Biográfico, publicado en 2005, señalando que dicho trabajo se inscribía dentro de la corriente, entonces en boga, de elaborar esas “topografías” que, junto a datos relacionados con la salud, incluían referencias históricas y demográficas, con estadísticas de producciones y descripción del término estudiado y de sus condiciones ambientales.
            Nada de ello falta en el texto del Dr. López Larraya, aunque son los datos referidos a la época en la que vivió los que ofrecen mayor interés.



            En primer lugar, los referidos a los habitantes censados en 1857 y 1860 que eran 5.601 en el primero y 5.818, en el segundo. Se estaba experimentando, por lo tanto, un significativo incremento demográfico. En gran medida, estaba impulsado por la llegada de jornaleros sin recursos, lo que había dado lugar a la construcción de cuevas, en los alrededores del castillo, utilizadas como viviendas. Este fenómeno era censurado por el Dr. López Larraya quien afirmaba “Desde poco tiempo hace, se han construido unas ochenta viviendas subterráneas o cuevas en las colinas próximas al castillo, sin más ventilación ni luz que la que  obtienen por la puerta; estrechas, húmedas y apartadas o distantes del centro de la población. En estos recintos en que las mejores tienen dos o tres compartimentos de pequeñísimas condiciones, vive la familia hacinada y en íntimo contacto con los animales domésticos. No sirve el vulgar deseo de que las gentes pobres, de este modo de evitan el pago de ciertos alquileres para disculpar su existencia, si se exponen a los mayores peligros que pueden amenazar su existencia”.



            También son muy interesantes los datos que ofrece sobre el nivel de escolaridad. Había entonces una escuela de niños instalada en el antiguo convento de dominicos y otra de niñas en el antiguo hospital, el edificio que hoy alberga al Museo de la Colegiata. En la de niños había tres grados, mientras que en la de niñas, sólo existían lo superiores, siendo llamativo tanto el número de matriculados como el elevado porcentaje de faltas que se registraba.



            Asimismo, es significativa la estadística referida al hospital, ya que, entre 1867 y 1868, se observa un incremento notable en el número de enfermos atendidos, como consecuencia de su traslado al antiguo convento de capuchinos. 



            En 1855, se registró en nuestra ciudad la primera epidemia de cólera (la segunda tuvo treinta años después). En aquellos momentos, el Dr. López Larraya aún no había cumplido los 15 años, pero su interés científico le llevó a reunir, más tarde, los datos disponibles sobre lo ocurrido, ofreciendo estadísticas globales y pormenorizadas del avance de la enfermedad, desde su aparición el 9 de julio de 1855 hasta que cesaron los casos el 27 de agosto de ese mismo año. En total fueron 1.674 las personas afectadas, de las que fallecieron 318.
            Sirva este breve resumen para recordar la figura de este borjano que fue alcalde de la ciudad, entre el 1 de enero de 1894 y el 1 de julio de 1895, siendo elegido posteriormente Diputado Provincial.





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