miércoles, 12 de junio de 2013

Ante la posible restauración de la Divina Pastora


            Hace pocos días informamos de la restauración de una obra del Museo de la Colegiata de Borja; en concreto del lienzo de la Sagrada Familia que se expone en la sala III y que, en alguna ocasión, se había atribuido a la primera etapa de Goya. Ahora, nos llega la noticia de que, posiblemente, será también restaurado este conjunto procedente de la iglesia del antiguo convento de capuchinos de nuestra ciudad y que está integrado por las imágenes de la Divina Pastora, de San Juan Evangelista y de San Jerónimo que formaban parte del exorno artístico de su retablo mayor y que, ahora, se exhiben en la sala VIII del citado museo.




            La pieza más interesante es esta Divina Pastora, una advocación difundida por los capuchinos y cuyo primer modelo fue realizado siguiendo las indicaciones de Fray Isidoro de Sevilla quien, en 1703, encargó al pintor Alonso Miguel de Tovar la realización de un lienzo siguiendo sus indicaciones. Este modelo iconográfico se extendió rápidamente, impulsado por la orden y, de la mano de sus miembros, llegó a nuestra comarca donde, además de esta imagen existen otras representaciones pictóricas en Ambel y Bisimbre.



            La Virgen es representada sentada en una peña, en torno a la cual se disponen varias ovejas y viste traje de pastora. Sobre la túnica roja porta una piel de oveja sujeta a la cintura y un manto azul terciado en el hombro izquierdo. 



            Se  toca con un sombrero de ala ancha como el que utilizaban los pastores y, en su mano derecha sostiene un cayado que, en el caso de Borja, ha perdido. En la fotografía superior se aprecia muy bien el corte realizado en el rostro para introducir los ojos de cristal, como era habitual en este tipo de imágenes.



            Es frecuente que las ovejas lleven en su boca una rosa. En el caso que estamos comentando la han perdido. Sin embargo, en la fotografía se puede advertir un pequeño orificio en la comisura de la oveja sobre la que la Virgen apoya su mano en el que, con toda seguridad, estaría insertada la flor.



            Todas ellas llevan marcado en rojo el anagrama de María, como señal de su pertenencia al rebaño de la Virgen. Una señal similar a la que cada pastor utiliza para distinguir a las ovejas propias.



            En la parte posterior, aparece descabezado un animal de fuertes garras y color negro que podría ser identificado con el perro del rebaño pero que, probablemente, puede hacer alusión a la amenaza del demonio frente a la cual la Virgen defiende a sus ovejas que representan a las almas que, a ella, se acogen pues el nombre completo de esta advocación es el de “Divina Pastora de las Almas”.



            Hemos encontrado esta fotografía de la imagen venerada en la parroquia de la localidad soriana de Trébago, situada relativamente próxima a nuestra ciudad, ya que se encuentra a unos 30 kilómetros de Ágreda. De características muy similares a la nuestra, en ella aparece también ese animal negro en la parte posterior que, por la expresión fiera de su cabeza, dista mucho de asemejarse a un pacífico perro de rebaño.



            En esta otra fotografía que, como las anteriores, ha sido realizada por Enrique Lacleta dentro de un amplio reportaje para documentar el estado de la pieza, puede advertirse la disposición de los dedos de la mano izquierda, en ademán de sostener el cayado perdido.



            Aunque no conocemos, por el momento, el nombre del autor estamos ante una buena obra del siglo XVIII cuya restauración representaría un paso más dentro de la gran labor de recuperación del patrimonio borjano que ha tenido, en el Museo de la Colegiata, uno de sus ejes fundamentales desde su creación.

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