Sobre una antigua postal del Santuario de Misericordia

            Esta es una antigua postal del Santuario de Misericordia de la que únicamente tenemos su imagen escaneada que hemos querido comentar aquí, ya que ofrece aspectos de interés.

            En primer lugar, hay un error en su rotulación, ya que se indica “Camino de Monein” en lugar de “Camino de Moncín”. Por otra parte, en la parte superior derecha aparece el nombre de D. Lorenzo López que, sin duda, fue el editor como propaganda comercial.

            Destaca la aridez del entorno y la ausencia de árboles en todos los montes de la Muela. No es de extrañar que las distinguidas “veraneantes” que aparecen en primer plano vayan provistas de sombrillas para hacer frente al sol de esa hora que no nos atrevemos a precisar, aunque teniendo en cuenta la orientación de las sombras y su escasa longitud podría hacerse.

            El camino parece encontrarse en unas condiciones aceptables en ese tramo. Hay que tener en cuenta que, a pesar de su escasa anchura era el que conducía a la localidad de El Buste que no dispuso de carretera hasta fechas muy posteriores.

            Un aspecto interesante es el de la ubicación exacta del lugar donde fue tomada la fotografía. La única mancha vegetal existente en el centro de la imagen parece corresponder a los árboles que siempre existieron en Moncín.

            Otro interrogante es el planteado por ese edificio que hemos señalado con una flecha. A primera vista, parece una pequeña ermita, pero en ese lugar no existió ninguna. La única información disponible que podría guardar relación con ella es la proporcionada por D. Ramón María Garriga Nogués en la obra que, sobre el Santuario, publicó en 1902. Al tratar de Moncín afirmaba que allí existía una casa con un corral adosado y “otra casita al principio del monte, a pocos pasos”. Dicha “casita” había sido construida, a mediados del siglo XIX por “D. Anselmo Urra, magistrado del Tribunal Supremo, quien solía disfrutar en ese retirado sitio las épocas de vacaciones”. En caso de tratarse de ese edificio, sus dimensiones nos inducen a considerarlo más como un capricho o refugio con buenas vistas que como una casa con capacidad de alojar no a una familia, sino tan siquiera a una persona.