viernes, 21 de febrero de 2014

Un cartel taurino marcado por la tragedia


            En el archivo del Centro de Estudios Borjanos se conserva un tríptico en el que se anuncian los espectáculos taurinos programados con ocasión de las Ferias y Fiestas de septiembre de 1923. Impreso en Heraldo de Aragón, al interés de la propia publicación hay que añadir el hecho de que los carteles previstos para las novilladas tuvieron que ser modificados como consecuencia de una tragedia acaecida pocos días antes.



            En la propaganda distribuida se anunciaba la celebración de dos novilladas, en las que iban a intervenir dos diestros borjanos: Victoriano Albericio Trajinerito y Luis Sanmartín, cuyas fotografías aparecían en el tríptico, siendo las únicas imágenes conservadas de ambos toreros.




            Victoriano Albericio Sanmartín, conocido como “Trajinerito”, había nacido en Borja el 24 de diciembre de 1894. Comenzó su carrera taurina en 1913, actuando como banderillero en la plaza de Épila. Su brillante trayectoria como subalterno le animó a debutar como novillero, interviniendo por vez primera en la plaza de Zaragoza el 23 de agosto de 1914 con cierto éxito. Sin embargo, la suerte no le acompañó en actuaciones posteriores, por lo que retornó a su primitiva labor de banderillero en las cuadrillas de importantes diestros de la época, como Juan Anllí “Nacional II” y Nicanor Villalta. De él dijo José María de Cossío que “Victoriano Albericio era un banderillero de grandes condiciones que hubiera conseguido ponerse en primera fila”. Sin embargo, no renunció a su sueño de ser matador y, por ello, aceptó intervenir en la Feria de Borja para estoquear dos novillos, en un mano a mano con Luis Sanmartín, los días 22 y 23 de septiembre de 1923.
            Desgraciadamente, en la noche del 17 de septiembre fue asesinado en Zaragoza, en un lamentable incidente que tuvo amplio eco en la prensa regional. Victoriano se dirigía a tomar un café, en compañía de su cuñado, cuando al pasar frente al colegio de los Escolapios, en la actual avenida de César Augusto, vio a un individuo llamado Isidro Ereza Gales que estaba intentando matar un perro a pedradas. Trajinerito salió en defensa del animal, recriminado la actitud del citado individuo, el cual le respondió diciendo que “lo mismo mato al perro que a ti” y, sin mediar más provocación, le asestó una puñalada en el costado con un gran cuchillo que llevaba oculto, ocasionándole la muerte.
            Por este motivo, tuvo que ser sustituido en las novilladas de Borja por José Salas, natural de Caspe, que había debutado el año anterior en Estella y que toreó varias temporadas, destacando por su valor, aunque no llegó a tomar la alternativa, terminando su carrera como banderillero.



            El otro diestro era Luis Sanmartín Belío, nacido en Borja el 22 de junio de 1900. Tras participar en capeas de localidades próximas, actuó como novillero en la plaza de Zaragoza cuando acababa de cumplir los 18 años. Tenía grandes facultades y, sin lugar a dudas, fue el torero más importante en la corta historia taurina de nuestra ciudad. Cuando comenzaba a triunfar sufrió una cogida en la plaza de Vich, el 24 de noviembre de 1920 y, poco después, fue llamado a filas participando en la guerra de Marruecos. Al regresar, retomó su carrera pero, en 1927, tuvo un nuevo percance en la plaza de Barcelona y, desencantado, decidió retirarse de los ruedos, instalándose en Zaragoza como panadero.



            Las novilladas se celebraron en la plaza que, con carácter permanente, existía en Borja por aquellas fechas. Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, estaba situada en el lugar donde hoy se alza el grupo escolar. Era de madera y tenía capacidad para unas 3.000 personas. Sobre los tendidos, se encontraban los palcos que, como puede apreciarse en los precios de las localidades, podían albergar a ocho espectadores. 



            En la propaganda se indica también que “La Compañía del ferrocarril Cortes a Borja establece para los días de las corridas, trenes especiales en combinación a todos los de la línea del Norte”.
            Estamos, por lo tanto, ante un interesante recuerdo de un tiempo pasada que nos ha servido para dar noticia de dos importantes diestros borjanos y de la trágica muerte de uno de ellos.

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