lunes, 17 de febrero de 2014

Una obra excepcional


            La Institución “Fernando el Católico” acaba de editar una obra que, sin ninguna duda, podemos calificar de excepcional. Con el título de Viaje artístico por Aragón de Valentín Carderera, del que son autores José María Lanzarote Guilar e Itziar Arana Cobos, el libro reúne los dibujos que, sobre monumentos aragoneses, se conservan en la Fundación Lázaro Galdiano, en la Biblioteca Nacional y en poder de la familia. Magníficamente impreso por Cometa S. A. sus 482 páginas, con reproducciones a todo color, lo convierten en una obra imprescindible que recomendamos a nuestros lectores.




            Valentín Carderera había nacido en Huesca, en 1796, y fue iniciado en la técnica pictórica por el ilustre artista borjano Buenaventura Salesa. Posteriormente, fue alumno en Madrid de Salvador Maella y José de Madrazo. Bajo la protección del duque de Villahermosa, pudo viajar a Roma donde permaneció nueve años. A su regreso a España ingresó en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, en la de la Historia. En momentos especialmente complicados, realizó diversos viajes artísticos por España, dejando constancia de numerosos monumentos, muchos de ellos abandonados, tras la Desamortización. En el marco de estos recorridos visitó Aragón en varias ocasiones y los dibujos realizados son los que se integran en esta obra. Falleció en Madrid en 1880, en el apartamento que le había cedido su protector, el duque de Villahermosa. Podemos destacar su relación con otro destacado borjano, el general D. Romualdo Nogués que, tras su muerte, adquirió los retratos de personajes históricos que Cardedera había realizado.




            Entre los monumentos aragoneses que dibujó, revisten para nosotros un especial interés los correspondientes al monasterio de Veruela que visitó en dos ocasiones.. La primera de ella en 1840, cinco años después de que lo hubieron abandonado los monjes cistercienses. En esta ocasión, pasó la noche en Vera de Moncayo, desde donde se desplazó de nuevo al monasterio al día siguiente.



            Volvió en 1862 para permanecer cuatro días alojado en la hospedería que, como hemos comentado otras veces, había instalado la junta creada para la conservación del monumento, con el fin de allegar fondos para su mantenimiento. 



            Los dibujos reproducen el estado del monasterio en los momentos en los que lo visitó Carderera, aunque introduce figuras idealizadas de los monjes que no llegó a conocer.



            En cualquier caso, constituyen un testimonio único tanto para Veruela como para otros monumentos que han llegado hasta nosotros mucho más deteriorados., como es el caso del castillo de Montearagón.

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