sábado, 8 de marzo de 2014

Testimonio gráfico de gran interés


            Hace unos días, en otro foro dedicado a temas borjanos se reprodujo esta imagen, parcialmente mutilada, identificándola con una “procesión” de Borja (ahora hemos sabido que la insertó una ilustre vereña, lectora habitual de nuestro blog). Nada dijimos, en esos momentos, ya que estábamos intentando adquirir la postal, dado el interés que entrañaba para una etapa concreta de nuestra historia reciente.



            Porque, se trata de una postal, afortunadamente incorporada a nuestro archivo. Había sido realizada por D. Luis Carceller “Fotógrafo de Borja” y utilizada por él mismo para una comunicación familiar. Sin embargo, nos planteaba varios problemas en relación con su correcta identificación. Era preciso constatar si había sido realizada en Borja, en qué momento y, por otra parte, de qué ceremonia se trataba.
            Respecto al primer interrogante, D. Miguel Ángel Borobia nos ha señalado que la zona por la que discurre el cortejo corresponde a la calle Corona.  En cuanto al momento en que fue realizada, a juzgar por el uniforme que visten las personas que dan escolta armada al mismo, ha de situarse entre 1936 y 1937, ya que se trata de jóvenes vistiendo el uniforme de Falange Española, con el gorro que utilizaron, hasta sus sustitución teórica por la boina roja, tras el Decreto de Unificación.
            Quedaba, sin embargo, el problema de la ceremonia a la que correspondía, pues era extraña la presencia de esa cruz que, desde luego, no era una cruz parroquial, portada por un sacerdote (lleva estola blanca), rodeado de un significativo número de presbíteros con roquete y estola, mientras que atrás se adivina la presencia del terno (puede verse detrás del último escolta armado a un sacerdote con dalmática). Es un día luminoso y los balcones están engalanados con colgaduras, en dos de las cuales se adivina una imagen de la Virgen del Pilar.




            Ha sido D. Leandro José Galindo quien ha logrado darnos la interpretación correcta. Lo que desfila por las calles de Borja es la Cruz de San Miguel de Aralar, uno de los símbolos devocionales más importantes de Navarra, que se venera en el santuario del mismo nombre situado en Huarte-Araquil.
            Según la leyenda, fue mandado construir por un caballero llamado Teodosio, en reconocimiento a un sorprendente prodigio. Teodosio estaba combatiendo con los musulmanes, cuando sus padres decidieron visitar su casa, en la que permanecía su esposa Dª Constanza de Butrón. Como deferencia hacia sus suegros, los acomodó en la habitación más importante, pasando ello a ocupar otra más modesta. Poco después, regresaba Teodosio victorioso, cuando le salió al encuentro el diablo quien le comunicó que su mujer le había engañado durante su ausencia. Lleno de furor, entró en la casa y apuñaló a las dos personas que dormían en su cama, creyendo que eran su esposa y el supuesto amante. La sorpresa fue terrible al ver a Dª Constanza que regresaba de misa. Destrozado por el dolor que le había ocasionado la muerte involuntaria de sus padres, fue a confesar su pecado con el obispo de Pamplona quien le impuso como penitencia ir en peregrinación a Roma. Allí el Papa volvió a absolverle pero le impuso una nueva penitencia: llevar unas pesadas cadenas hasta que, por un milagro evidente, se viera librado de ellas. Así lo hizo, y de vuelta a Aralar se vio amenazado por un terrible dragón. Viéndose perdido se encomendó a San Miguel y el arcángel hizo acto de presencia, llevando una cruz sobre su cabeza. Tras matar al dragón, Teodosio vio caer sus cadenas y, en señal de gratitud, prometió construir el santuario dedicado a San Miguel.



            Allí llegan numerosos peregrinos y, cada año, el día de Pascua de Resurrección inicia un recorrido por muchas localidades navarras que se prolonga durante varios meses y durante las cuales se bendicen los campos y visita a los enfermos. La cruz, siempre que es posible, es portada por sacerdotes.




            Una de las paradas obligadas es en Pamplona, donde permanece durante una semana, siendo llevada a la Casa Consistorial y a la actual sede del Gobierno Foral, siendo recibida en ambas sedes con todos los honores.



            En esta imagen, puede verse a la Cruz que, en este caso, no lleva un sacerdote, escoltada por fuerzas del Requeté, durante su llegada a Leiza en los años de la guerra civil. Pudo ser en esa época cuando visitó Borja, un acontecimiento que desconocíamos y que, además, resulta llamativo ya que no suele salir del territorio navarro, salvo algunas incursiones en Guipuzcoa. De confirmarse esta hipótesis, estaríamos ante uno de los escasos testimonios fotográficos de la época, aunque en el archivo del Centro se conservan algunos otros de gran interés que iremos publicando.
            Hablamos de hipótesis, ya que aún se mantienen algunas dudas sobre esta postal. Así, por ejemplo, nos ha llamado la atención de que la escolta sea de falangistas que, en Borja, eran minoritarios en contraposición con la nutrida presencia de requetés. Asimismo, el paso del cortejo por esa zona no tiene excesiva justificación, salvo que vinieran de realizar la “bendición de los campos” que en aquellos años aún se efectuaba en el monte de la Corona.

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