domingo, 26 de octubre de 2014

Cristos yacentes de Borja


            Ayer fueron clausuradas las VII Jornadas Internacionales de Estudio sobre la Orden del Santo Sepulcro que, con tanto éxito, se han venido desarrollando desde el pasado jueves en Zaragoza y Calatayud.




            En la sesión de la tarde intervino D. Alberto Aguilera Hernández con una interesante comunicación sobre los Cristos yacentes que se conservan en la ciudad de Borja.




            Uno de ellos es el que se veneraba en la ermita del Sepulcro, construida por iniciativa del sastre borjano Bernardo Polo en la última década del siglo XVII y comienzos del XVIII. Una de las aportaciones del trabajo realizado por Alberto Aguilera ha sido el precisar los datos biográficos de este personaje, al que en nuestro Diccionario Biográfico habíamos confundido con su hijo, Bernardo Polo Sanz.




            Esta imagen que, en la actualidad se expone en la Sala III del Museo de la Colegiata es obra del gran escultor bilbilitano Gregorio de Mesa, quien la entregó terminada en 1699. Realizada en terracota, una técnica que había aprendido en Francia, es una pieza singular por sus dimensiones y acabado.




            La otra imagen, también de gran calidad, es de autor desconocido, aunque por sus características puede ser relacionada con el entorno del escultor Juan Ramírez de Arellano. Goza de especial veneración por ser la protagonista de la ceremonia del Entierro de Cristo, en la tarde del Viernes Santo.



            Ofrece la peculiaridad de ser articulada ya que su origen está vinculado a otra ceremonia que ya no se realiza, la del Descendimiento, fundada en 1730 por un devoto anónimo, que probablemente era el beneficiado Antonio Torralba, encargado de presentar la iniciativa ante el cabildo.



            Actualmente se conserva en una capilla del claustro de la antigua colegiata de Santa María, junto con las imágenes de San Juan Evangelista y de la Virgen que, este caso, presenta la singularidad de ser una imagen articulada que puede mover los brazos y la cabeza.
            La comunicación ha contribuido a dar a conocer el interés artístico de estas imágenes y de las tradiciones relacionadas con las mismas.

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