sábado, 25 de octubre de 2014

Don Lope Fernández de Luna, señor de Borja


            Con motivo de las VII Jornadas Internacionales de Estudio de la Orden del Santo Sepulcro, tuvimos la oportunidad de visitar la parroquia de San Miguel, en la Seo de Zaragoza, conocida con el nombre popular de “La parroquieta”, un espacio que, para nosotros, reviste especial significado ya que allí se encuentra el magnífico sepulcro del arzobispo D. Lope Fernández de Luna que, en el siglo XIV, fue señor de Borja.



            Allí fuimos atendidos por el párroco D. Gregorio Forniés quien, con la ayuda de excelentes medios audiovisuales, fue explicando las características arquitectónicas de este espacio que merece la pena visitar. 




            Construido por el arzobispo D. Lope Fernández de Luna, como capilla funeraria, se cubre en la zona del presbiterio con una excepcional cúpula de mocárabes que, muy probablemente, formaba parte de la antigua mezquita, al igual que el muro exterior, por lo que la obra impulsada por D. Lope se efectuó reaprovechando estructuras anteriores, como viene a poner de poner de manifiesto una lectura desapasionada, refrendada por hallazgos arqueológicos recientes.



            Pero, al margen de la polémica que sigue rodeando la construcción de la actual parroquia, lo que queremos destacar es el hecho de que allí se encuentra el sarcófago del que fuera señor de Borja, entre 1375 y 1382.
            El arzobispo D. Lope Fernández de Luna accedió a la propiedad de la entonces villa de Borja, por compra efectuada a Bertran du Guesclin, al que le había sido concedida por Pedro IV el Ceremonioso como muestra de gratitud por el apoyo dispensado durante la llamada “guerra de los dos Pedros”, siendo creado al mismo tiempo el condado de Borja y Magallón. Al ser nombrado condestable de Francia, Bertrand du Guesclin se deshizo de estas propiedades, siendo autorizada su enajenación por el monarca el 11 de marzo de 1375, a favor del arzobispo cesaraugustano que abonó la cantidad de 27.000 florines de oro.
            El 26 de enero de 1376, siendo Justicia Antón del Castellar, recibió D. Lope el homenaje de todos los habitantes de Borja, congregados al efecto en la iglesia de Santa María. Dada la importancia estratégica de la población, el monarca seguía conservando ciertos privilegios que, en 1378, cedió al arzobispo por la suma de 25.000 florines.
            En 1382, D. Lope hizo donación de Borja a su hermana Dª Toda Pérez de Luna a quien, en 1385, el rey reclamó la entrega de la villa, a la que su legítima propietaria se opuso, suscitándose un contencioso en virtud del cual podría continuar con su posesión hasta que la corona no le abonara la cantidad desembolsada por su hermano para la adquisición, cosa que finalmente se llevó a cabo, de manera que, el 2 de septiembre de 1385, tomaba posesión de la villa D. Bernardo de Fortiá, hermano de la reina Dª Sibila, esposa de Pedro IV, el cual la retuvo hasta que, por decisión de Juan I, le fueron confiscados todos sus bienes, siendo entregada Borja a la reina Dª Violante.




            También tuvimos oportunidad de conocer la cripta existente bajo el presbiterio que, probablemente, acogió los restos mortales del arzobispo, cuyo sepulcro, actualmente ubicado bajo un arcosolio, pudo estar emplazado en el centro de la capilla. Hasta hace muy poco, este lugar era utilizado como carbonera y ha sido el empeño personal del párroco el que ha hecho posible su recuperación. Estamos, por lo tanto, ante un conjunto de singular interés, como hemos señalado, que sigue planteando numerosos interrogantes.

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