domingo, 12 de abril de 2015

Sobre una ilustre hija de Ambel



            El Ayuntamiento de Palma de Mallorca editó, en 2011, un libro dedicado a la historia del belén existente en el monasterio de la Purísima Concepción de religiosas capuchinas franciscanas de esa ciudad que, en 2003, fue declarado “Bien de Interés Cultural”, atendiendo a su singular valor. Un ejemplar de este libro fue remitido al Ayuntamiento de Ambel, donde se conserva. La razón de este envío se debió al hecho de que una de las fundadoras de ese monasterio fue la Madre María Dionisia Bernarda Gómez, nacida en Ambel en 1639, a la  que está dedicada la mayor parte del libro, uno de cuyos capítulos, del que es autor fray Rufino María Grández OFMcap. Trata sobre el “Coloquio al Santo Nacimiento” que escribió la religiosa y cuyo texto se transcribe.




            La figura de esta ilustre hija de Ambel no nos era desconocida, pues la incluimos en nuestro Diccionario Biográfico. Allí señalamos que, muy pronto, sintió la vocación religiosa y que, siendo amiga de la Venerable Madre Sor María Jesús de Ágreda, quiso profesar como concepcionista, pero modificó sus propósitos al escuchar una voz que le decía: “Hija, te quiero capuchina”. Marchó entonces a Zaragoza, tomando el hábito el 20 de agosto de 1657, con 18 años de edad, y en 1662 fue enviada a Mallorca para fundar un nuevo monasterio, con el cargo de maestra de novicias. Elegida abadesa en 1684, desempeñó este cometido hasta su fallecimiento en 1719. Durante toda su vida fue un ejemplo de humidad y caridad y su fama de santidad, que siempre le había acompañado, creció tras su muerte, por lo que las religiosas de la comunidad encargaron el grabado que reproducimos, realizado por Manuel Esquivel, sobre un dibujo de Juan Gálvez. Este último fue un destacado artista que, con el tiempo, llegó a ser Pintor de Cámara de Fernando VII. Por su parte, Manuel Esquivel se había formado en la Real Academia de San Fernando de la que, en 1829, fue nombrado Miembro de Mérito.




            El grabado aparece en la obra que sobre la vida de la religiosa escribió el carmelita fray Pedro Tomás Cifre, que fue publicada en Palma de Mallorca en 1796, cuando ya habían transcurrido 77 años de su fallecimiento, lo que viene a demostrar que su recuerdo permanecía vivo. El grabado aparece en esa obra, por lo que es probable que fuera realizado entonces cuando Gálvez tenía unos 21 años y Esquivel 18. Debemos recordar que el primero venía trabajando desde 1794 en la corte de Carlos IV y Esquivel  obtuvo el segundo premio en el concurso convocado por la Real Academia de San Fernando en 1792 y entonces tenía 15 años. 



            Es curioso que, al referirse en esta obra a su lugar de nacimiento el autor afirma que “su cuna fue Ambel, pequeña villa (ya grande y esclarecida por esta honra tan excelsa) del obispado de Teruel”. Allí se añade que su padre se llamaba Jorge Gómez y su madre Dorotea Gómez, ambos de nobles familias aunque no parientes.




            El error sobre su lugar de nacimiento aún fue mayor en la Oración Fúnebre que, en sus exequias, pronunció el capuchino fray Francisco de Mallorca pues afirmó que “Nació y fue procreada en la ciudad de Teruel”. Tampoco creemos que acertó en la fecha de nacimiento, el 21 de febrero de 1640, pues todos los autores la hacen nacer en Ambel en marco del año anterior, como hemos señalado.
            No deja de ser significativo que este sermón fuera mandado imprimir por el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, una expresión más del prestigio alcanzado por esa religiosa.
            El Centro de Estudios Borjanos dispone de copia digitalizada de estas dos interesantes obras relacionadas con ella y, en estos momentos, estamos realizando los trámites para la adquisición de la Vida prodigiosa y exemplar; sobre la que informaremos cumplidamente en caso de conseguirla. 

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