miércoles, 22 de julio de 2015

Visita a Los Fayos




            A veces, no es necesario desplazarse muchos kilómetros para disfrutar de un día agradable. Esto es lo que nos ocurrió recientemente cuando visitamos Los Fayos, uno de los municipios más hermosos de la vecina comarca de Tarazona y el Moncayo. “El más bonito de todos”, decía uno de sus vecinos. Lo cierto es que, situado en un feraz valle, regado por el Quéiles, y ubicado bajo los altos farallones donde anidan y sobrevuelan los buitres, es un municipio que merece la pena visitar.





            Lo primero que llama la atención es el gran paseo en torno al río y a lo largo de toda la travesía en la que, próximamente, se va a invertir una importante cantidad para mejorarla. Luego destaca el hecho de que la mayor parte de las fachadas está pintada con colores bien estudiados.




            Ello, sin duda, obedece a un plan y a una financiación que, probablemente, provenga de los fondos compensatorios derivados de la construcción del pantano del Val, aunque no hemos podido confirmarlo.




            En cualquier caso, toda actuación de este tipo es inútil sino cuenta con la colaboración de los vecinos y ella se hace patente en este caso, a través de las flores y macetas que jalonan las calles de la localidad.




            La localidad tiene diversos monumentos destacables. A la cueva de Caco y a la ermita de San Benito les dedicaremos otro artículo, pero también es digna de ser reseñada la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, un edificio del siglo XVI, con su pequeña torre mudéjar. Lo llamativo es que no se haya actuado en su fachada y entorno, cuando se ha hecho en muchas de las casas del casco urbano. En una resolución de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, de 27 de octubre de 2010, se citaba entre las actuaciones previstas para el fomento y mejora de la calidad ambiental del embalse del Val y su entorno la “restauración de la iglesia de Los Fayos: Intervención en las fachadas exteriores y la torre. Asimismo, se construirá una nueva escalera y una rampa con objeto de mejorar la accesibilidad”, algo que evidentemente no se llevó a cabo.




            Contiguo a la iglesia se encuentra el antiguo palacio de los duques de Villahermosa, a quienes perteneció el municipio. Es un gran edificio construido en ladrillo, en el siglo XVII, con su fachada principal a la plaza, que también está a la espera de una actuación.




            Distinto es el caso de la Casa Consistorial, muy próxima a los edificios comentados, que ofrece este aspecto. Lo que no pudimos ver es el Museo de la Cetrería, ubicado en la antigua cárcel, entre otras razones porque no vimos ninguna señal que nos encaminara hacia allí y porque las visitas requieren una cita concertada, como hemos podido comprobar en su página web.




            La localidad dispone de varias casas rurales. Una de ellas, la “Casa del Ciprés” está ubicada en el antiguo batán, al otro lado del río, que fue propiedad de los duques de Villahermosa, adquirido en 1850 por D. Bruno Roldán. Sus descendientes, lo han transformado en casa rural, manteniendo el carácter del edificio que cuenta con un hermoso jardín. La fotografía del interior, que no hemos visitado, está tomada de la página de la comarca de Tarazona y el Moncayo. Otras casas rurales son “Casa Cadena” en la calle de la Aurora y “El Cantón” en la calle Felipe IV, nombre que recuerda la visita efectuada por ese monarca a Los Fayos, donde se alojó en el palacio de los duques.

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