martes, 10 de noviembre de 2015

Restauración del busto de Santo Domingo de Guzmán


            Esta fotografía del busto de Santo Domingo de Guzmán que se exhibe en la sala VI del Museo de la Colegiata de Borja, tal como se encontraba hasta hace poco, es la que figura en la portada del próximo número de Cuadernos de Estudios Borjanos que está a punto de aparecer. Entre sus contenidos figura un importante artículo de los profesores D. Aurelio A. Barrón García y D. Jesús Criado Mainar, en el que resaltan el interés del mismo y de otras obras donadas a nuestra colegiata por el obispo borjano fray Juan López de Caparroso, en 1608. Tras relacionarlas con otros trabajos napolitanos apuntan a la posible autoría de estos bustos-relicarios.




            Sin embargo, tanto el busto de Santo Domingo de Guzmán, como el de Santa Catalina de Siena que lo acompaña en esa sala se encontraban en un deficiente estado de conservación. Por una parte, presentaban muestras evidentes de la acción de los xilófagos y, por otra, se apreciaba una pérdida de la capa pictórica que en el rostro ocultaba el tratamiento original, imitando plata, que caracterizaba a estas obras.



            Afortunadamente y siguiendo el plan de restauración de todos las obras de Arte del Museo de la Colegiata, pudo ser incluido el busto de Santo Domingo en el plan bianual de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza para bienes muebles y los correspondientes trabajo fueron adjudicados a la empresa Albarium.



            Tras un período de tiempo en el que el busto ha sido sometido al proceso de tratamiento y reintegración, la pasada semana retornó al Museo, ofreciendo el aspecto que muestra esta otra fotografía que, al mismo tiempo, nos sirve para señalar algunos detalles iconográficos. Como puede apreciarse, el Santo viste el hábito de la Orden de Predicadores fundada por él: hábito blanco y capa negra. En su frente aparece una estrella ya que, según la tradición, eso es lo que ocurrió en el momento de su bautismo, como anuncio de lo que sería su vida, estrella luminosa en la salvación de la Iglesia. Esa iglesia que sostiene en su mano derecha y que hace referencia a la basílica de San Juan de Letrán y al sueño de Inocencio III que aprobó las constituciones de la Orden. Generalmente, los fundadores son representados con el libro de esas constituciones en una mano. En este caso, el libro suele ser interpretado como las Sagradas Escrituras de las que emanaba la fuente de inspiración para la principal actuación de sus miembros, la predicación.



            Aquí puede verse el aspecto del rostro tras las reintegraciones efectuadas con la técnica de regattino que permite rellenar las pérdidas mediante finas líneas de una pintura que puede ser retirada. También se aprecia muy bien esa estrella a la que antes hemos hecho referencia.
            Las fotografías del proceso de restauración y del resultado final nos han sido facilitadas por Dª Encarna Ripollés, la competente restauradora que ha llevado a cabo el trabajo.

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