sábado, 16 de enero de 2016

Imágenes de la Virgen de la Cama en Borja I


            A raíz del “descubrimiento” de la imagen de la Virgen de la Cama de Magallón que tanto eco ha tenido en los medios de comunicación, queremos aprovechar la ocasión para dar a conocer otras imágenes de esta advocación mariana que se conservan en Borja, alguna de las cuales es completamente desconocida. En concreto nos estamos refiriendo a la que se conserva en el oratorio privado de la Casa de San Gil.



            Está situada en el interior de un espacio acristalado que, a manera de banco, se dispone al pie del retablo, presidido por un interesante lienzo, tanto por su factura como por su iconografía.




            En él aparece la Sagrada Familia con San José y la Virgen que tiene sobre sus rodillas a un Niño ya de cierta edad. A la derecha se encuentran San Joaquín y Santa Ana, los padres de María. Pero además tiene un sentido trinitario, ya que, en la parte superior está representado el Dios Padre, coronado y con el orbe a su izquierda, con la paloma que representa al Espíritu Santo debajo.





            La imagen de la Virgen es, como suele ser habitual, un maniquí revestido de ricas vestiduras y calzando unas sandalias bordadas, como ocurre en el caso de Magallón. Sus manos están juntas a la altura del pecho y en el dedo meñique de la derecha porta un anillo.
            Mide 1,20 metros y su cabeza, bien trabajada, está recostada sobre almohadas bordadas. Se cubre con corona de plata, apoyada en una peluca de pelo natural. Se trata de una devoción arraigada en la familia San Gil que, tradicionalmente, ha celebrado y sigue celebrando su fiesta, el 15 de agosto, en la iglesia conventual de Santa Clara.



            Precisamente ese día se dispone en el presbiterio de dicho templo esta otra imagen, de menor tamaño, que durante el resto del año está expuesta en la Sala V del Museo de Santa Clara, en el interior de una urna acristalada.




            Sus características son muy similares a la anterior y a las propias de la iconografía habitual de esta advocación, con la particularidad en este caso de que las sandalias están talladas junto con los pies.
            No son los únicos testimonios de este culto que se conservan en nuestra ciudad, ya que recientemente se han incorporado otros a los que haremos referencia más adelante. Por nuestra parte, queremos agradecer a Enrique Lacleta la realización de las excelentes fotografías que ilustran este artículo.

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