viernes, 14 de octubre de 2016

El pilar de San Miguel en el Santuario de Misericordia


            Sin lugar a dudas, el pilar de San Miguel es el más importante existente en nuestra zona, tanto por sus características arquitectónicas, como por el hecho de estar construido en piedra bien tallada.
            Situado al final de la cuesta que, desde el camino viejo, daba acceso al Santuario, cuando aún no existía la actual carretera, su estado de conservación era ya deficiente a finales del siglo XIX, época en la que fue realizada esta bonita fotografía de la colección Ojeda, en la que puede verse a un grupo de personas posando junto a pilar y las gradas empedradas que remataban la cuesta. Uno de los personajes está sentado en  la hornacina rectangular del cuerpo inferior, entonces abierta. Por otra parte, alrededor del mismo no se observa ninguna construcción y no hay ningún árbol en el monte del fondo.

            Según D. Ramón Manuel Garriga Nogués, en su obra sobre el Santuario, al pie del pilar hubo una fuente que, en 1902, ya había desaparecido. Al parecer, la fuente surgía de la base del propio pilar y aún se advierte un orificio ocluido que pudo ser el punto por el que manaba el agua.





            A comienzos del siglo XX ya se observan cambios significativos. Por un lado, comienzan a aparecer las primeras edificaciones, aunque no se ha repoblado el pinar. Por otro, en el pilar se ha tapiado la hornacina inferior, con ladrillos enlucidos. En la imagen superior, puede llamar a error el recuadro más oscuro que se advierte en la parte inferior. Ampliando la foto se puede comprobar que corresponde a un letrero toscamente escrito en el que se lee “de los Ángeles… Borja”. Lo que sí se ve muy bien es el orificio de la antigua fuente, al que antes hicimos referencia, así como los escalones empedrados de la cuesta.




            Hay otras fotografías del estado del pilar en aquellos momentos, con su remate semiesférico, que ha perdido parte del revoco, y la cruz metálica que lo coronaba.




            En fechas que desconocemos se volvió a abrir la hornacina inferior y se le adosó un muro, a todas luces inconveniente. El estado actual no es bueno y el deterioro avanza, como se pone de manifiesto en la parte superior, en la que la piedra aparece descarnada y sin la cruz. No obstante, a la vista de las imágenes antiguas los daños que se aprecian no son de ahora.  Sin embargo, dada la importancia de esta obra sería conveniente consolidarla, restaurarla en lo posible y adecentar su entorno que no es privado, sino público. Merece la pena.

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