sábado, 3 de diciembre de 2016

El kiosco del parque representó un importante avance


         El kiosco levantado en el parque de Borja, en el momento de su construcción, era un edificio de estilo racionalista de indudable interés, obra del arquitecto zaragozano D. D. Joaquín Maggioni Castellá (1899-1970), como dimos a conocer en este blog, a raíz del descubrimiento del proyecto original, realizado en el Archivo Histórico Municipal por Dª Sonia Viamonte, el cual vino a rectificar la supuesta autoría del mismo, atribuido hasta entonces al arquitecto D. Santiago Lagunas.






         Hoy volvemos sobre esta obra, no tanto por su calidad arquitectónica, sino para resaltar la aportación que representó en el proceso de renovación de la hostelería local. El proyecto, encargado por el Alcalde D. Pascual Sorrosal Fanlo (lo fue desde el 26 de febrero de 1942 al 7 de agosto de 1944), pretendía dotar a la ciudad de un kiosco destinado a bar y actuaciones de la Banda de Música Municipal, para lo que se disponía una amplia terraza en la parte superior donde, cuando no hubiera conciertos, se podrían “servir refrescos a toda hora”.

         El establecimiento, conocido con el nombre de “La Gala”, contaba con un bar en la planta principal, muy bien montado, como puede apreciarse en las imágenes que reproducimos, algunas inéditas, que nos ha facilitado D. Fernando Castellot.




          En la planta sótano había un mostrador, “cerrado por medio de una puerta enrollable de escamoteo”, cuyo presupuesto estaba incluido en el proyecto y una pista de baile, pues también había sido concebido como Sala de Fiestas. A través de una escalera de caracol se accedía a la terraza superior y también fue diseñada una plataforma, circundando el kiosco, con mesitas plegables y sus correspondientes sillas. No se construyeron aseos ya que, se había decidido construirlos en un edificio independiente para que pudieran ser utilizados por todos los visitantes del parque.




         El entorno del mismo fue circundado por un seto que, mientras creció, estuvo protegido por un curioso vallado de cañas. Lamentablemente, “La Gala” terminó siendo cerrada y el kiosco fue sometido a un proceso de remodelación que cambió su aspecto de manera significativa, desvirtuando la avanzada concepción del proyecto inicial, mucho más evidente tras los añadidos levantados cuando fue utilizado como guardería, tras una etapa en la que había acogido a la Biblioteca Municipal. 

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