Santos
Hermes, Ageo y Cayo
(siglo IV). Martirizados en Mesia (Rumania).
San
Abrúnculo (siglo V). Obispo de Langres, tuvo que huir de la
ciudad, ante las amenazas de los burgundios, refugiándose en Clermont-Ferrand,
ciudad de la que también llegó a ocupar la sede episcopal.
San
Ferreol (siglo VI). Obispo de Uzès (Francia), tuvo que
exiliarse pero regresó a la ciudad tres años después. Es conocido por haber
escrito una regla para monjes.
San
Gregorio (siglo VI). Fue obispo de Langres (Francia).
San
Rigomerio (siglo VI). Fue obispo de Meaux (Francia).
San
Rigoberto (siglo VIII). Obispo de Reims (Francia), fue
expulsado de su sede por Carlos Martel, llevando una vida sumamente sencilla y
humilde.
Santa
Faraildis (siglo VIII). Fue una viuda de Brouay-sur-l’Escaut
(Francia) que fue obligada a casarse con un hombre extremadamente violento, a
pesar de lo cual ella consagró toda su vida a la oración.
San
Esteban de Bourg-en-Bresse
(siglo XII). Nacido en la ciudad que le da nombre, fue canónigo regular de San
Rufo en Nació en Bourg-en-Bresse. Canónigo regular de San Rufo en Valence
(Francia). Su deseo de trocar su vida le llevó, en compañía de otro compañero
canónigo a visitar a San Bruno en Sèche-Fontaine, donde había formado una
comunidad de eremitas. Buscando un lugar más adecuado para sus propósitos de
vida en soledad se establecieron en el desierto de Chartreuse, donde nació la
orden de los cartujos. Allí vivió San Esteban 33 años, hasta que en 1116 fue
encargado de fundar la cartuja de Meyrat, donde falleció.
Beata
Cristiana de la Santa Cruz Menabuoi (siglo XIII). Nacida
en Santa Croce sull Arno (Italia), en el seno de una humilde familia, se
distinguió por su piedad. Era niña cuando murió su madre, teniendo que
abandonar su casa el intentar sus hermanos que se casara. Trabajó como empleada
doméstica en Lucca y Roma donde comenzó a ser conocida con el sobrenombre de
Cristiana (el verdadero era Oringa). Visitando con su señora la tumba de San
Francisco de Asís tuvo una visión y decidió volver a su tierra para construir
un monasterio, al que puso el nombre de Santa Croce. Inicialmente estuvo bajo la
regla franciscana y, posteriormente, bajo la de San Agustín, obteniendo el
reconocimiento canónico. Su vida se vio rodeada de carismas extraordinarios,
destacando por su humildad y amor a la Inmaculada Concepción.
Santa
Ángela de Foligno (siglo XIV). De vida un tanto disipada,
casó muy joven y tuvo varios hijos, pero a los 35 años vio morir a su madre, a
su esposo y a todos sus hijos. Desesperada acude a un templo, donde predicaba
un franciscano y, de repente, se percata de la necesidad de un profundo arrepentimiento
y un cambio radical de vida. Ingresa como terciaria franciscana, tras vender
todos sus bienes, después de una visión del propio San Francisco, salvo un
palacio que se reserva pero que terminará cediendo también a los pobres.
Considerada como una gran mística, hizo de la Pasión de Cristo el tema central
de sus meditaciones. Tuvo frecuentes visiones y, tras su muerte, obró numerosos
milagros.
Beato
Tomás Plumtree (siglo XVI). Fue uno de los mártires
ingleses, en tiempos de Isabel I, siendo condenado a muerte por negarse a
apostatar de su fe.
Santa
Isabel Ana Seton (siglo XIX). Al quedar viuda se
convirtió al catolicismo y en la ciudad de Emmitsburg (Maryland, USA) fundó la
Congregación de la Hermanas de la Caridad de San José, dedicada a la educación
de niños pobres.
San
Manuel González García (siglo XX). Nacido en Sevilla en
el seno de una humilde familia, cursó con gran brillantez los estudios
eclesiásticos, graduándose como Doctor en Teología y Licenciado en Derecho
Canónico. Siendo un joven sacerdote, al predicar una misión en una pequeña localidad
pudo constatar el estado en que se encontraba el sagrario de su iglesia,
dedicando toda su vida a promover el culto a la Eucaristía, en esos “Sagrarios
abandonados”. Obispo auxiliar de Málaga y luego titular de esa sede, pudo huir
al inicio de la guerra civil, refugiándose en Gibraltar. En 1937, fue nombrado
obispo de Palencia. Fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de Nazaret
y fue canonizado por el Papa Francisco en 2016.
Beato
Euquerio Llanillo García (siglo XX). Nacido en Solanas de
Valdelucio (Burgos) el 20 de febrero de 1914, en el seno de una familia muy
cristiana que hizo posible que de los once hijos del matrimonio, formado por el
maestro Hermenegildo Llanillo y María García, seis profesaran como hermanos
maristas. El mayor de ellos fue Euquerio que, con 10 años de edad, ingresó en
el seminario que la orden tenía en Arceniega (Álava). Emitió la profesión
perpetua en 1935 y cursó los estudios de Magisterio, siendo destinado al
colegio marista de la calle del Cisne de Madrid, donde le sorprendió el inicio
de la guerra civil. El 26 de julio de 1936, el colegio fue registrado y todos
los miembros de la comunidad tuvieron que abandonarlo. El hermano Euquerio
buscó refugio en una fonda, donde fue detenido el 30 de agosto y trasladado a
la cárcel que se había instalado en el colegio escolapio de la calle Porlier,
en compañía de su hermano José. Allí sufrió constantes torturas y malos tratos
hasta que, como consecuencia de los mismos, falleció el 4 de enero de 1937. Fue
beatificado por el Papa Francisco el 13 de octubre de 2013.
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