sábado, 15 de abril de 2017

Efemérides del 15 de abril


El 15 de abril de 1632 fue bautizado en la parroquia de  Santa María de Borja D. Juan Antonio de Piedrafita y Alvis. Su padre D. Juan Francisco Piedrafita era natural de Pedrola y llegó a nuestra ciudad como notario, siendo secretario del concejo, en el seno del cual desempeñó diversos cargos, siendo elegido Justicia en 1648. Sin embargo, fue procesado por determinados actos cometidos en el desempeño del cargo, siendo condenado a destierro durante 15 años y a inhabilitación perpetua para ejercer cualquier oficio público. Su madre, Dª Jeroma de Alvis era hija de otro notario borjano, D. Juan Vicente de Alvis. 




Cursó la carrera de Derecho en la universidad de Zaragoza, donde se graduó como Doctor en Leyes el 6 de julio de 1653, obteniendo el Doctorado en Cánones el 16 de marzo de 1697. En 1662 fue nombrado Examinador Ordinario de Bachilleres y el 7 de octubre de 1665 Catedrático de la Universidad de Zaragoza, en la que ejerció la docencia hasta su jubilación 1678, desempeñando las cátedras de Leyes, Cánones y Decretales. Jurista de gran prestigio llegó a ser Jurado en Cap de Zaragoza y miembro del Consejo Criminal de Aragón. En 1676, fue nombrado Abogado de la ciudad de Borja, defendiéndola en todas las causas presentadas ante los tribunales del reino, hasta su fallecimiento en la capital aragonesa, en 1695. Estaba casado con una hija de Juan Ledos de Valdellou, causídico de la ciudad de Zaragoza (procurador en causas), el cual le profesó especial cariño, hasta afirmar que lo tenía por hijo.



         El 15 de abril de 1971 falleció en Borja D. Mario Foncillas Carranza, ciudad en la que había nacido en 1889. Cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de Tarazona, finalizándolos en el de Granada, bajo la protección del cardenal D. Vicente Casanova y Marzol. Tras ser ordenado sacerdote fue nombrado Beneficiado de la Parroquia Mayor de Santa María. Dotado de conocimientos musicales y de una buena voz de barítono se integró en su Capilla de Música. Durante muchos años estuvo al frente de la Asociación de Hijas de María, que tenía su sede en la iglesia de Santo Domingo, a la que se sentía especialmente vinculado. Su recuerdo permanece unido a aquella etapa de Santa María en la que todos los sacerdotes asistían al coro para el rezo de las horas canónicas, así como a las procesiones que dirigía revestido con capa pluvial y la maza de beneficiado en la mano. D. Mario Foncillas fue, en gran medida, el representante de una época que se desvanecía en el tiempo. Fue uno de los dos últimos beneficiados de Santa María, el último Sochantre de la que fuera antigua colegiata y el último sacerdote que vistió manteo en nuestras calles.

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