jueves, 4 de mayo de 2017

Tradiciones de la comarca: La Cruz de mayo


         Ayer, 3 de mayo, se celebró la fiesta de la Santa Cruz, conocida como “Cruz de Mayo” en contraposición con la de la Exaltación de la Santa Cruz que tiene lugar el 14 de septiembre y que, por cierto, es una de las patronas de Borja.




         La Cruz de mayo era el día tradicional para realizar la bendición de los términos que, en nuestra ciudad, se viene llevando a cabo desde hace unos años el día de San Jorge. Sin embargo, antiguamente esa ceremonia tenía lugar desde lo alto del monte de la Corona, en un pilar existente en el mismo y ya desaparecido, con la misma Cruz que se utiliza ahora.  Posteriormente, se efectuaba en el parque de San Francisco a donde se trasladaba la comitiva que salía de Santa María llevando, no sólo esa Cruz, sino el paso de Cristo con la Cruz a cuestas.




         En estos días posteriores a la Pascua se procedía asimismo a la bendición de las casas. Para ello, los monaguillos de las distintas parroquias entraban en los domicilios para rociarlos con agua bendita, como muestran estas antiguas imágenes en las que, en lugar de acetre, llevan el agua en una jarra metálica. A cambio de su labor se les hacía entrega de un pequeño donativo que recogían en una bolsa de tela. Seguramente, nuestros lectores identificarán al trío protagonista de la ceremonia.



         En algunas localidades era costumbre que, entre la Cruz de Mayo y la de Septiembre sonaran las campanas a mediodía con el toque conocido como “tentenublo”, con el propósito de “espantar” las tormentas y propiciar las lluvias tan necesarias en este tiempo. Está documentado este toque en Magallón y el Pozuelo de Aragón. En Borja, la condesa de Castellflorit donó su palacio a la colegiata de Santa María con varias condiciones. Una de ellas era que siempre que amenazara tormenta sobre nuestro término, un sacerdote hiciera sonar la campana para “esconjurarla”, bajo pena de excomunión, cosa que nos imaginamos seguirán haciendo, ante la posibilidad de incurrir en tan grave castigo.



         En la obra La tradición oral en el Moncayo aragonés se reseña que, en Magallón, bajaban el día de la Cruz de Mayo, la bella imagen de Santo Cristo Patrón de la villa, desde su altar, para tenerlo preparado por si aparecía una tormenta. Si así ocurría, al toque de un campanico acudían los vecinos y sacaban la imagen a la puerta del templo, remedio infalible, dado que las nubes al verlo decían: “¡No vayamos por ahí, que hay un viejico!”.

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