El arco de Alberite de San Juan

         Hoy se celebra la fiesta de San Cosme y San Damián, los Santos Médicos, Patronos de Alberite de San Juan. Lamentablemente no hemos recibido el programa de fiestas pero Pedro Domínguez Barrios ha querido tener presente este día y nos ha remitido una interesante serie de fotografías sobre uno de los monumentos más importantes de la localidad, junto con un estudio del mismo.

         Entre las imágenes antiguas que le han facilitado Dª. María Pilar Tormes y Dª. María Teresa Arcega, destaca ésta, en la que aparece el sacerdote D. Manuel Pardo de Magallón, vistiendo la tradicional sotana. En ella, llama la atención  la cubierta ligeramente volada que había sobre la hornacina central. El alto muro que se ve a la derecha corresponde al frontón, ya desaparecido, que habrá que incluir entre los que existieron en nuestra comarca. Delante se ve el magnífico olmo que allí existía.

         En esta otra fotografía y, con el fondo del arco y lo que nos imaginamos que sería una de las paredes laterales del juego de pelota, aparecen montadas a caballo Angelina Ferra y Leonor Domínguez.

A la izquierda de la rosca del arco se ve un rótulo de madera ya desaparecido pero que, en nuestra opinión, es el que se conserva al final de la calle Mayor, como comentábamos en otro artículo de Pedro Domínguez, en el que aún puede leerse: “Pueblo de Alberite de San Juan. Provincia de Zaragoza. Partido de Borja”.

         Hasta tiempos relativamente recientes, el paseo que unía la carretera con el arco, estaba sin asfaltar, y los árboles que lo flanqueaban unían sus copas formando una bóveda verde. Además del olmo al que antes hemos hecho referencia, había un pino de gran porte que también fue talado.  Al inicio del paseo junto a la carretera, existía una graciosa caseta con cubierta a dos aguas de teja tradicional, conformando un acceso a la población de gran belleza. La caseta fue demolida y sustituida por las actuales paradas de autobús, de hormigón prefabricado.

Afortunadamente, se conserva el arco, restaurado en 1980, que el P.G.O.U. de la localidad se le denomina “Puerta de la Villa”. Sin duda es uno de los elementos más característicos del municipio, constituyendo un bello acceso al mismo. Es difícil precisar la fecha de su construcción pero, de lo que no cabe duda, era que servía para cerrar el recinto urbano, constituyendo su entrada principal.

Consta de un arco de medio punto, con una luz de 3.50 metros, flanqueado por pilastras, y coronado por un frontón triangular que a su vez, se remata por un machón  con cruz de hierro.  Toda la obra en ladrillo de módulo 33 x 17 x 4.5 con aparejo diatónico (soga –tizón) sobre zócalo de sillería. Resulta una composición simétrica y armoniosa con tres hornacinas o capillas.

La rosca del arco está formada también por aparejo de soga y tizón, y su línea de arranque por una imposta de cuatro hiladas de ladrillo abiselado, sensiblemente voladas que enmarcan tres hiladas a tizón que alternan su posición, horizontal y de canto.

Las pilastras que flanquean el arco, quedan divididas en dos cuerpos por la imposta de su arranque, y en el superior alojan sendas hornacinas con arco de medio punto, coronadas por una segunda imposta también de tres hiladas voladas que señala el arranque del frontón. En la enjuta izquierda se sitúan unos azulejos con el escudo de Alberite, y bajo estos, una chapa metálica conmemorativa, mientras que en la derecha otros azulejos del mismo tamaño atestiguan la restauración del arco “Alberite de San Juan. Arco restaurado por la Exma Diputación Provincial de Zaragoza 1980”.

El frontón aloja la hornacina central, con arco de medio punto y bóveda de horno o de cuarto de esfera, flanqueada también por sendas pilastras de un tizón que arrancan en vuelo, a modo de ménsulas. En la clave del arco se colocó un farol metálico a eje de la composición: arco-hornacina-machón.

Su lado norte, correspondiente a la actual plaza de Aragón, carece de decoración, y a la altura del arco se conserva la viga de madera o cabecero en cuyos extremos tiene las gorroneras, que servía para alojar los ejes de giro de las hojas de la puerta.