jueves, 19 de octubre de 2017

Un retrato del doctor Sampietro de Elías García Martínez


         D. Juan José Tafalla Sampietro nos ha enviado el retrato realizado por el pintor Elías García Martínez a su abuelo el Dr. D. José Sampietro Galligo. Esta obra dedicada por el autor y firmada en 1924, no aparece en el inventario de sus pinturas que dio a conocer D. José Martínez Ortiz en su libro El pintor Elías García Martínez (1858-1934), Hijo Ilustre de Requena, publicado en 1997, por lo que constituye una interesante aportación y al mismo tiempo nos sirve para recordar la biografía de este destacado representante de la Medicina aragonesa, de la que se han hecho eco otros autores como los doctores D. Mariano Berdejo Carrera y D. Fernando Zubiri Vidal, de los que hemos tomado los datos que aparecen en esta reseña.
         El Dr. Sampietro nació en Zaragoza el 25 de agosto de 1864, festividad de San Ceferino, por lo que en el momento de su bautismo también le fue impuesto este nombre. Huérfano de padre desde los 14 años, cursó el Bachillerato en el colegio de los escolapios y la carrera de Medicina en la facultad de su ciudad natal, finalizando los estudios con gran aprovechamiento en 1883. El 21 de junio de 1884 se graduó como doctor en la Universidad Central. Curiosamente en el expediente académico, correspondiente a los años 1883 y 1884, aparece como alumno de la Facultad de Farmacia, dato que no recogen los autores citados.

         Al desencadenarse la epidemia colérica de 1885, la Diputación Provincial de Zaragoza lo envío a prestar servicio en la zona de Calatayud, atendiendo a las víctimas de Illueca, Sediles, Belmonte y Torres.




         En 1887 ingresó por oposición en el prestigioso Cuerpo de Sanidad de la Armada, siendo destinado al Departamento Marítimo de Ferrol. Allí estuvo embarcado en la fragata Almansa, una unidad botada en 1864 con una larga trayectoria, dado que había tomado parte en el combate del Callado, en 1866, donde resultó alcanzada por un proyectil de las baterías peruanas que le provocó un incendio, a pesar de lo cual siguió combatiendo, tras aquella célebre frase de su comandante el C. F. D. Victoriano Sánchez Barcáiztegui “Hoy no es día de mojar la pólvora”, cuando se planteó la conveniencia de inundar la santabárbara para que el fuego provocase su explosión.

         Durante la revolución que siguió al experimento de la República Federal, se sumó a las fuerzas del cantón de Cartagena, izando la bandera roja y participando en el ataque a Almería, considerada una “potencia extranjera”. Para someter a las unidades sublevadas fue necesario contar con buques alemanes y británicos, tras haber sido declarados “piratas” por las autoridades republicanas. En 1881 fue transformada en buque escuela pero cuando se incorporó a ella el joven teniente Sampietro ya había sido sustituida por la corbeta Nautilus y era una vetusta unidad sin apenas valor operativo.



         Su siguiente destino fue el crucero acorazado Reina Regente, mucho más moderno, ya que había sido botado en 1888. Probablemente, a bordo del mismo participó en los actos conmemorativos del IV Centenario del Descubrimiento de América, viajando a Génova, Huelva y posteriormente a La Habana y los Estados Unidos. Tuvo que desembarcar antes del trágico final de este buque, desaparecido en aguas del estrecho de Gibraltar el 9 de marzo de 1895, al hundirse por ojo, tras zarpar de Tánger. En el siniestro perecieron los 420 hombres de su dotación.
         No sabemos la fecha en la que el D. José Sampietro causó baja en la Armada pero, en 1898, estaba ya en Zaragoza, por lo que no tuvo que participar en la guerra contra los Estados Unidos.

         Durante su época de estudiante había sido alumno interno en la cátedra de Clínica Médica del Prof. Casas, pero posteriormente se decantó por la Ginecología, llegando a ser Profesor Agregado de esta disciplina en la Facultad de Zaragoza. Ejerció también como médico de la Cruz Roja e inspector municipal del distrito del Pilar.



         También fue concejal del Ayuntamiento zaragozano, siendo uno de los impulsores de la creación del parque del cabezo de Buena Vista que, en su época, presentaba el aspecto que ofrece esta fotografía.



         El 4 de junio de 1921 fue elegido Académico de Real Academia de Medicina de Zaragoza pronunciando su discurso de ingreso el 26 de febrero de 1922 que versó sobre “Influencia de la educación física en la potencialidad de los pueblos”. Precisamente, tras su fallecimiento, acaecido el 27 de enero de 1933, la Academia le rindió homenaje con una sesión necrológica en la que intervino, entre otras personas, el ilustre médico borjano D. Vicente Serafín Gómez Salvo.
         El Dr. Sampietro fue autor de numerosos trabajos aparecidos en revistas científica, ya desde su época de médico de la Armada. Más tarde, sus artículos se dieron a conocer en revistas como Gaceta Médica Española, Gaceta Médica Catalana, Archivos de Obstetricia, La Clínica Moderna, o La Medicina de los niños. Uno de los que más impacto tuvo fue el trabajo La práctica del curettage, aparecido en 1889, dado que fue el primero en introducir esta técnica en España.
         La escritura fue siempre su refugio en momentos de dificultad, como los sobrevenidos tras la muerte de su esposa en 1920, que le llevó a viajar a Roma, donde permaneció un año, o tras su retirada de la vida profesional. Dedicado en sus últimos años al Arte y la Filosofía, siguió publicando obras tan interesantes como el Estudio sobre la herencia biológica del genio.

         El retrato que le dedicó el pintor de Requena, especialmente vinculado a nuestra ciudad y que va a ser puesto a la venta en Internet, nos ha servido para recordar la vida de ese hombre de bien y destacado profesional que fue el Dr. D. Ceferino José Sampietro Galligo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario