lunes, 27 de noviembre de 2017

Cables en los cascos históricos



         Cuando los representantes de nuestro Centro recorrían las calles de Albarracín, durante la celebración de la reciente reunión de Europae Thesauri, contemplaban con asombro la casi total ausencia de tendidos de cables en las fachadas de la ciudad o cruzando las calles. Como les explicaron, se ha puesto especial empeño en conseguirlo, entre otras razones, decían, porque Albarracín es una ciudad declarada Bien de Interés Cultural como “conjunto histórico”. Lo mismo que Borja, aunque aquí la situación es radicalmente distinta.





         Aunque, en el pasado, se hizo un esfuerzo para ocultarlos, lo cierto es que la imagen que ofrece el abigarrado número de cables que discurren por las fachadas de ambos lados de muchas calles es impactante. Y a ellos se ha venido a sumar ahora un nuevo tendido, el de la fibra óptica, también visible y fijado con soportes metálicos llamativos.





         Estas fotografías corresponden a uno de los espacios más emblemáticos del casco urbano, como es la plaza del Mercado, pero podríamos mostrar otras muchas de diferentes puntos de la ciudad.




         Para algunas personas este asunto podrá parecerles intrascendente e incluso alegarán el servicio público que prestan esas compañías. Pero, en el caso que nos ocupa, por la condición de conjunto protegido, el cableado debe enterrarse y, desde luego, no se debería permitir sumar nuevos cables a los ya existentes. Al final, se trata de un problema económico de unas empresas hegemónicas que obligan a algunos propietarios a aceptar como normal que sus fachadas soporten esa maraña de cables, cajas y otros elementos que, por otra parte, no permiten canalizar como les ha sido propuesto, lo que impide llevar a cabo la restauración de esas fachadas.



         Y ya, a título anecdótico, podemos mostrar el imaginativo procedimiento utilizado en un edificio público, tiempo después de su completa restauración.

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