lunes, 19 de marzo de 2018

Curiosos interrogantes sobre las cigüeñas


         A raíz de un reciente artículo que publicamos sobre la caída del nido de la torre del reloj de la colegiata de Santa María y al revuelo organizado por varias parejas de cigüeñas intentando anidar allí, un suspicaz lector nos ha preguntado la razón por la que afirmábamos que había vuelto a la torre la pareja habitual, en definitiva la de todos los años.

         La verdad es que quienes carecemos de especiales conocimientos en ornitología siempre hemos aceptado como buena esa tradición de que las cigüeñas retornan al mismo nido. Pero, dado que como nos señalaba el lector estas aves no son inmortales, en algún momento la pareja será distinta.





         Y ahí es donde surgen los interrogantes que nunca nos habíamos planteado, pues si como apunta nuestro comunicante el nido es okupado por una pareja extraña, nada hay que objetar, dado que están en su legítimo derecho de instalarse en una vivienda deshabitada.
         Pero si los nuevos inquilinos son familiares de las antiguas cigüeñas la cosa cambia, pues estaríamos ante una transmisión de titularidad que debería tributar como hace el resto de los mortales. Menos mal que, probablemente por imprevisión de la Agencia Tributaria o de los organismos competentes de las comunidades en las que los ciudadanos son objeto de esa exacción, la cuestión permanece en un limbo legal y no ha sido necesario que nadie trepe, por el momento, hasta la torre para reclamar el pago o ¿Por qué no? Declarar subsidiario del impuesto a la comunidad parroquial que, no podría cobrar alquiler, dado que, por usucapión, las cigüeñas pueden considerarse ya propietarias del nido.
         Al margen de estas cuestiones legales que no entramos a considerar, sí nos gustaría conocer cómo se produce el relevo generacional en esta especie sobre el mismo lugar de anidación.

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