viernes, 27 de abril de 2018

El reloj de La Muela y otros relojes con autómatas


         Recientemente, D. Enrique Lacleta visitó la localidad de La Muela, sorprendiéndose con el reloj carrillón existente en su Casa Consistorial, del que nos trajo una colección de imágenes de su funcionamiento, dado que coincidió con una de las horas en la que puede contemplarse. En concreto las doce de la mañana, las tres de la tarde y las ocho de la noche.




         Normalmente, las puertas del reloj permanecen cerradas, pero pocos minutos antes de las horas fijadas, se abren y ambos lados del mismo se sitúan dos personajes con trajes de guerreros cristiano y musulmán.





         Después aparecen los danzantes, interpretando el baile de cintas al son de la música tradicional del mismo y tras retirarse las puertas vuelven a cerrarse. Existe en la red un vídeo que permite contemplar este bonito espectáculo completo, en este enlace.



         Los relojes con autómatas gozan de gran tradición en toda Europa y también en España, donde uno de los más famosos es el “Papamoscas” de la catedral de Burgos, que data del siglo XVIII, aunque existió otra figura anterior, al menos desde el siglo XVI. Está situado a los pies de la nave central, a unos 15 metros de altura y constituye uno de los más curiosos atractivos de la misma.



Otro antiguo reloj de estas características es el existente sobre la fachada del Ayuntamiento de Astorga, que fue construido por el relojero Bartolomé Fernández, siendo los encargados de golpear la campana que da las horas, desde 1748, dos personajes bautizados con los nombres de Juan Zancuda y Colasa, vestidos con los trajes típicos de los maragatos.



No le anda a la zaga, en cuanto a antigüedad el reloj del Ayuntamiento de Elche, que en 1759 fue dotado de dos muñecos, a los que los ilicitanos dieron los nombres de Calendura y Calendureta. Calendura es de mayor tamaño y golpea la campana de las horas, mientras que Calendureta lo hace con la de los cuartos. En 1879, el Ayuntamiento o consell quiso retirarlos, pero hubo de enfrentarse a la repulsa de toda la población, para quienes estos entrañables muñecos se han convertido en un símbolo.



         Posteriormente, han ido surgiendo relojes de estas características en otras localidades. Por citar algunos ejemplos ofrecemos esta imagen del reloj de La Guardia (Álava) en el que los protagonistas son también los danzantes, seguidos por “El Cachimorro”, los cuales bailan al son del pasacalles de San Juan.





       Otros ejemplos son los relojes de Leganés o Navalcarnero, ambos en la Comunidad de Madrid, o el situado en la fachada del edificio de Correos de Lugo que cuenta con una figura de 1,50 metros, representando a un cartero tradicional que realiza giros y toques con su corneta de posta.



         En la llamada Casa del Arco de la plaza Mayor de Ciudad Real se instaló en 2005 este reloj en el que, a determinadas horas, sale por el balcón D. Miguel de Cervantes, presentando a sus inmortales personajes: D. Quijote y Sancho Panza.




         Podríamos citar otros ejemplos de relojes situados en edificios públicos, pero terminaremos con éste, situado en el edificio de la compañía “Plus Ultra”, frente al Congreso de los Diputados de Madrid, en el que los personajes fueron diseñados por el gran dibujante aragonés Antonio Mingote. De izquierda a derecha, representan al torero Pedro Romero; a una maja madrileña; al rey Carlos III; a la duquesa de Alba con su perro; y al pintor aragonés Francisco de Goya, todos los cuales realizan diversos movimientos mientras suena el carrillón. Dado que su inspiración es “goyesca”, siempre nos ha sorprendido que el monarca elegido fuera el citado anteriormente, pues aunque Goya vivió también durante su reinado, la relación con su hijo Carlos IV fue mucho mayor.

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