domingo, 29 de abril de 2018

Sobre el habla de Borja


         Cuando el otro día dimos a conocer el programa de las próximas Fiestas Patronales de Borja, en honor de Ntra. Sra. de la Peana, hacíamos referencia al poema que nuestro amigo y vate popular D. Dimas Lajusticia, había incluido en la última página del mismo con el título “Sobre el habla de Borja”.
         Prometimos ocuparnos del mismo, dado que es una cuestión recurrente que suscita gran interés en muchas personas, reflejo del cual es el hecho de que en el archivo del Centro se conservan varias recopilaciones de vocablos supuestamente borjanos, algunas muy extensas, e incluso un folleto publicado por otro conocido poeta, cuya presencia en los programas de fiestas solía ser habitual hace unos años.
         El “argumento” de la poesía de Dimas Lajusticia constituye una exaltación al “diccionario borjano”, proponiendo que es preciso mantener “lo que es nuestro, aún sabiendo que estas voces en la Academia son coces asestadas al idioma”, al mismo tiempo que invita a todos a anotar las que recuerden pues “de esta forma lograremos hacer un gran diccionario entre todo el vecindario”.
         Este trabajo ya se ha hecho y se ha propuesto al Centro de Estudios Borjanos que lo editara, para lo cual hemos recabado la opinión de algunos filólogos relevantes, encontrándonos con determinados problemas.

         El primero de ellos, es que algunas de esas palabras se encuentran recogidas en el Diccionario de la Real Academia Española. Por citar algunos ejemplos, entre las palabras que menciona D. Dimas Lajusticia en su poesía, están en ese Diccionario, con la misma acepción, las siguientes: rallo, mardano, furrufalla, pizco, arrechucho, zascandil, batueco, empentón, rabalera, rolde, aguacibera, andurriales, pelendengue, tejemaneje, potroso y santanica (en este caso con la terminación “ita” propia del castellano).




         Pero, muchas de las restantes que desde luego no son exclusivas de Borja, aparecen en diccionarios aragoneses, como el de Rafael Andolz, un sacerdote interesado en estos temas que visitó varias veces nuestra ciudad, recopilando palabras que incorporó a esa obra, de la que publicó más de una edición y en la que, en algunos casos, menciona expresamente a Borja.
         Por ceñirnos a las voces a las que hacía referencia Dimas Lajusticia, en la última edición incluyó: baldorro, chape, pirigallo (como perigallo, carramanchón, zarracatralla, guilindon, chandrío, chobo, chiringazo, pulgaretas, guisopo, ñapa, escarbaculos, rejineta, clajidera, cortapichinas, caguera, aldraguero y garroso.
         No figuran en el mismo otras palabras como: ziza, pichorrada, pastrón, zauril, chucha, cirría, alpetriques, y choriceta que, sin embargo, son de uso común en Aragón y alguna, como “alpetrique” en comunidades vecinas.

         Nos quedan, por lo tanto, de las sugerencias formuladas las siguientes: brocherón, y golvereta (en realidad voltereta) que podían ser peculiaridades de nuestra zona, aunque no somos expertos en Filología.



         Sí lo era D. Fernando Lázaro Carreter que, en sus primeros años, publicó un trabajo titulado El habla de Magallón. Notas para el estudio del aragonés vulgar, en el que reunió un reducido número de palabras propias de la localidad de la que procedía y, por lo tanto, también de la nuestra que aconsejamos consultar.




         Más recientemente, tal como ya comentamos en este blog, apareció A Fabla de Moncayo. Estudio comparativo con a lengua aragonesa, de Dabi Lahiguera Albericio, en el que enfoca el tema desde una perspectiva diferente.
         Por lo tanto, a la hora de asumir la encomiable labor de recopilar palabras hay que disponer de las suficientes referencias para poder constatar si se trata de un “hallazgo” o de una forma habitual en otras zonas de Aragón. Claro es que eso es tarea de especialistas en Filología. A ellos se lo encomendamos nosotros y nos respondieron que era mucho más provechoso consultar los diccionarios y las obras ya existentes.

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