miércoles, 23 de mayo de 2018

Completando la colección de obras de García Bacca XLI


         Ayer recibimos cuatro nuevas obras relacionadas con Juan David García Bacca, por lo que podemos considerarlo un día afortunado, dentro de este largo proceso de recopilación de la bibliografía de este autor.
         La primera de ellas es Del ente y de la esencia, de Santo Tomás de Aquino, que García Bacca tradujo del latín y fue publicada en 1974 por la Universidad Central de Venezuela, con comentarios del dominico fray Tomás Cayetano.

         Era una obra que teníamos el propósito de adquirir hace tiempo, pero nunca habíamos localizado un ejemplar disponible, hasta que lo ha conseguido el Dr. D. Roberto Aretxaga tras una intensa búsqueda. Tiene un pequeño desperfecto en la portada, pero el libro está en perfecto estado.




         También hemos conseguido el nº 98-99 de la revista Cultura Universitaria, publicada en Caracas, correspondiente al primer semestre de 1968, aunque apareció en julio de 1969. El primero de sus artículos se titula “El gigante Atlas y la Filosofía” y está firmado por García Bacca. En él compara la figura de aquel gigante mitológico que levantaba la bola del mundo, con la labor del filósofo, hasta el punto de comentar, no sin cierta ironía, que la mejor estampa para ilustrar toda portada de las obras de Filosofía sería la del legendario Atlas, aunque sustituyendo su cara por la del correspondiente filósofo. Sin embargo, señala que para filosofar no se requiere una fuerza gigantesca, sino un esfuerzo continuado, tan pequeño realmente como pensar y conceptuar. De ahí, su reflexión final: “¿Qué es lo que debe quedarnos de Atlas a los filósofos? Lo de infatigables”.

         Además, Reyna Rivas, reseñó en el mismo ejemplar la obra de García Bacca, Invitación a filosofar según espíritu y letra de Antonio Machado, publicada por la Universidad de los Andes de Mérida (Venezuela) en 1967.



        Junto a las obras anteriores hemos recibido dos números de El Hijo Pródigo, revista literaria editada en México con la que también colaboró nuestro autor. Fue una publicación dirigida por Octavio Barrea, que tuvo una vida efímera, pues su primer número apareció en 1943 y dejó de publicarse tres años después. A pesar de ello, contó con la participación de destacados intelectuales de la época, entre ellos Octavio Paz que fue uno de los impulsores de su creación.

         En el nº 22 del volumen VII, correspondiente a enero de 1945, se publicó un breve artículo de García Bacca, titulado “El positivismo en México” que, en realidad, es una reseña de la obra de Leopoldo Zea, Apogeo y decadencia del positivismo en México, publicada por El Colegio de México en 1944. Zea había cursado las carreras de Derecho y Filosofía; en esta última, su tesis de grado versó precisamente sobre el positivismo en México.




         En el nº 28, correspondiente al volumen IX de la misma revista apareció otra reseña bibliográfica firmada por García Bacca. En concreto sobre la obra La experiencia de Dios en los místicos españoles, de José M. Gallegos Rocafull, publicada ese mismo año por la Editora Central de México.
         Este autor constituye un caso llamativo dentro de la Iglesia española del siglo XX, dado que, además de Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Sevilla, se graduó como Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Central, con una tesis que dirigió D. José Ortega y Gasset. Nombrado canónigo de la catedral de Granada, poco después de que se hiciera cargo de esa sede el ilustre borjano D. Vicente Casanova y Marzol, creado después cardenal, la Guerra Civil le sorprendió en Madrid, convirtiéndose en un activo defensor de la causa republicana. En 1937, el obispo de Córdoba, diócesis en la que estaba teóricamente incardinado, le impuso la máxima pena que puede recaer sobre un sacerdote, la suspensión a divinis, y en 1938 se exilió en México, donde ejerció la docencia en varias universidades como catedrático de Filosofía. Allí consiguió que la Santa Sede le levantara la suspensión, pudiendo desempeñar su ministerio pastoral, como capellán de la iglesia de la Coronación de Santa María de Guadalupe, en la capital federal, hasta su fallecimiento en 1963.

No hay comentarios:

Publicar un comentario