jueves, 2 de agosto de 2018

Información manifiestamente mejorable


         Iglesia en Aragón es una publicación de carácter semanal que editan conjuntamente todas las diócesis aragonesas y que el pasado año vino a sustituir a las propias de cada una de ellas que, en nuestro caso, se titulaba Iglesia en Tarazona, heredera de la antigua Hoja Parroquial.

         Se distribuye en las parroquias, con ocasión de las celebraciones de cada fin de semana y, en algunos municipios, también se reparte a domicilio. Junto con las informaciones de carácter general, reserva una de las páginas centrales a la carta semanal de cada obispo y, en la última, incluye noticias relacionadas con la actualidad pastoral de las respectivas diócesis.





En su último número, el del 29 de julio, antes del paréntesis estival, apareció un artículo con el título “Aragón, tierra de muchos caminos”, el segundo de una serie en la que los redactores pretendían sugerir un recorrido por aquellos lugares de interés de nuestra tierra, a manera de oferta turística a sus lectores en este Verano de 2018.
Sintetizar en poco espacio los numerosos atractivos que ofrece nuestra comunidad no es fácil, pero en una publicación de la Iglesia pudiera parecer razonable que se destacaran aspectos relacionados con su propio Patrimonio Cultural.
Se ahí nuestra sorpresa al comprobar que, dentro de la zona del Moncayo, se aluda únicamente al castillo de Trasmoz, el monasterio de Veruela y el “Santuario de la Misericordia”, que no se relaciona con Borja y que, además, se escribe erróneamente, dado que el nombre correcto es “Santuario de Misericordia”.
Afortunadamente se indica que “Otra ciudad que no podemos perdernos es Tarazona y su catedral de Santa María de la Huerta, conocida como la Capilla Sixtina del renacimiento español”. Estimular la visita a tan destacado monumento es muy conveniente, aunque sea recurriendo a esa equiparación con la Capilla Sixtina.
Pero lo que no es comprensible es que se afirme que “no podemos despedirnos de Zaragoza sin pasar por Calatayud y Daroca, ciudades llenas de historias como la que nos ilustra la capilla de los Corporales de Daroca”, porque Calatayud tiene una torres mudéjares impresionantes y un museo en su colegiata de Santa María digno de ser visitado.
El olvido de Borja es habitual, a pesar de que aquí existan dos museos que, en definitiva, son de Arte Religioso: el extraordinario Museo de la Colegiata y el del convento de Santa Clara, así como dos monumentos religiosos declarados Bien de Interés Cultural, la propia colegiata y el convento de la Concepción. Pero en nuestra comarca hay también un interesante museo en la iglesia parroquial de Ainzón y templos tan singulares como la iglesia parroquial de Magallón, recientemente declarada Bien de Interés Cultural.
Ya que la Iglesia no utiliza sus medios para difundir su propio Patrimonio, esta tarea tendrá que seguir siendo asumida por entidades culturales como la nuestra o por los respectivos municipios.

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