jueves, 30 de agosto de 2018

Una rareza bibliográfica relacionada con Magallón


         Hemos localizado una rareza bibliográfica relacionada con Magallón que, por su elevado precio, no hemos podido adquirir, aunque sí hemos conseguido una reproducción facsimilar de la misma. Se trata del “Romance de los trimotores”, firmado en esa localidad el 20 de marzo de 1938 y cuyo autor el entonces comandante D. Francisco Vives Camino.

         Está por escribir la historia de Magallón en el transcurso de la Guerra Civil y su relación con la naciente Aviación española. Allí estuvo, durante algún tiempo el Cuartel General de García Morato, en la casa de la familia Pérez Cistué, conservándose una fotografía del legendario piloto en su biblioteca que intentaremos localizar, pues la tenemos. También disponemos de imágenes del multitudinario entierro de un militar italiano en la iglesia parroquial de San Lorenzo. A estos recuerdos viene a unirse ahora el romance dedicado a los trimotores.




         Su autor, como hemos señalado, fue D. Francisco Vives Camino, nacido en Alcalá de Henares en 1900, donde estaba destinado su padre el coronel D. Pedro Vives Vich, considerado el fundador del que, más tarde, sería Ejército de Aviación y que, en sus inicios dependía, como Arma, del Ejército de Tierra. A él se incorporó el joven Francisco vives que, en 1920, fue promovido al empleo de Teniente de Ingenieros. Sus antecedentes familiares le impulsaron a incorporarse a las nacientes unidades aeronáuticas. De hecho, había recibido su “bautismo” de aire a los diez años de edad. En 1923 ya era piloto militar, prestando servicios en la guerra de Marruecos, donde resultó herido. Tras su recuperación y como piloto, a las órdenes del capitán Mariano Barberán, estuvo en el desembarco de Alhucemas y en otras operaciones militares. La Guerra Civil le sorprendió en el aeropuerto sevillano de Tablada y, aunque se encontraba en situación de supernumerario, dado que ejercía como ingeniero en una empresa de la capital hispalense, no dudó en reincorporarse al servicio activo, como comandante, participando en 131 acciones de guerra, en una de las cuales volvió a ser herido. Al término de la contienda continuó la carrera militar, ya en las filas del Ejército del Aire, llegando a alcanzar el empleo de Teniente General, desempeñando el cargo de Jefe de la Región Aérea Pirenáica. No fue el primer destino en Zaragoza, dado que, como General de Brigada ya había desempeñado el de Segundo Jefe de dicha región. Tras el pase a la situación de reserva se dedicó con gran entusiasmo a las labores de investigación de la Historia de la Aviación Española, colaborando con el Servicio Histórico del Ejército del Aire. Falleció en Azuqueca de Henares el 6 de junio de 1996.



Una curiosidad en su biografía es la de haber sido el primer Presidente del Athletic Aviación Club, fundado el 4 de octubre de 1939, al fusionarse el Athletic Club de Madrid y el Aviación Nacional. No estuvo mucho tiempo del club pues en el mes de diciembre fue sustituido en la presidencia por el teniente coronel D. Luis Navarro Garnica. El 14 de diciembre de 1946 el Ejército del Aire se desvinculó de club que pasó a ser el actual Atlético de Madrid.



         Menos difundido es el hecho de que, en 1926, contrajo matrimonio con María Luisa Gómez-Mena Vivanco hija del millonario Alfonso Gómez-Mena Vila, propietario de varios ingenios azucareros en la isla, y sobrina de Dª. María Luisa Gómez-Mena, I condesa consorte de Revilla de Camargo, un título creado por Alfonso XIII en la persona de D. Agapito de la Cagiga y Aparicio.

         La había conocido durante su estancia en La Habana como Agregado Militar y con ella tuvo un hijo, pero en 1936, María Luisa decidió regresar a Cuba, en donde se divorció.




         Allí contrajo después nuevo matrimonio con el pintor cubano Mario Carreño, autor de un conocido retrato de María Luisa que fue destacada mecenas y protectora de algunos intelectuales españoles exiliados en la isla, dadas sus simpatías por la causa republicana.
         Entre ellos se encontraba el poeta Manuel Altolaguirre, con quien mantuvo una larga relación sentimental, a pesar de que este estaba casado con Concha Méndez. En 1950 creó una productora cinematográfica que hizo posible la realización de varias películas, entre ellas “Subida al cielo”, dirigida por Luis Buñuel, con guion de Manuel Altolaguirre que obtuvo en Premio de la Crítica en París y el “Águila de Plata” al mejor guion, otorgado por la Asociación de Periodistas Cinematográficos Mexicanos.
         En 1958, María Luisa y Manuel viajaron a España para presentar en el Festival de Cine de San Sebastián la primera versión de “El Cantar de los Cantares”, una adaptación de la obra de Fray Luis de León. Cuando regresaban a Madrid el 23 de julio de 1959, el automóvil sufrió un accidente en la localidad de Cubo de Bureba, falleciendo en el acto María Luisa y tres días después Manuel Altolaguirre. Fueron sepultados juntos en la Sacramental de San Justo de la capital de España. La vida de María Luisa bien merecería un documental de Vicky Calavia pues fue una mujer fascinante, a la que hemos recordado hoy, junto a su primer esposo, a partir de ese poema que Francisco Vives compuso en Magallón.

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