martes, 18 de septiembre de 2018

El Museo del Vino de Veruela necesita mayor atención



         Cuando el Consejo Regulador de la D. O. “Campo de Borja” decidió crear su Museo del Vino, eligió como emplazamiento el monasterio de Veruela y, dentro del mismo, un edificio importante que, originalmente, sirvió como aljibe. Realizadas las necesarias obras de adaptación, no exentas de dificultades, dado el carácter monumental del lugar, el resultado fueron unas instalaciones dignas que, desde entonces, han servido como escaparate de la producción vitivinícola de nuestra zona. Pero, si queremos que siga cumpliendo esa función, se requiere prestarle una atención especial para reparar los desperfectos que, por el inevitable paso del tiempo, han ido apareciendo. En algún caso se ha hecho, pero en otros no y la impresión que se lleva el visitante no es buena.





         El pasado domingo en algunas de sus salas fallaba el sistema de iluminación y no era posible contemplar ninguno de los audiovisuales que se sucedían a lo largo del recorrido, alguno de los cuales era muy llamativo, como el del crecimiento de un racimo, situado al inicio del recorrido.





           Lógicamente, se puede conocer la historia del viñedo, las tierras en las que crece y las variedades más frecuentes, junto con las características de los vinos que aquí se elaboran, pero se echa de menos el necesario complemento de las proyecciones que, por otra parte, cuando ocupaban un lugar preferente en determinados espacios, verlos vacíos transmite una sensación de abandono.




         La visita finalizaba en el interior del aljibe, sin duda un espacio de gran interés arquitectónico que no se resaltaba suficientemente. Allí se encontraba la tienda del museo. Hace ya algún tiempo, fue trasladada a la recepción y en su lugar se montó lo que, con gran entusiasmo, se denomina Centro de Interpretación de la D. O. del aceite “Sierra del Moncayo”, cuyo encaje en un museo dedicado al vino no acaba de ser entendida.
         Pero, al margen de ello, lo importante es subsanar los problemas detectados y, dentro de las posibilidades, mejorar las instalaciones. Nuestros vinos merecen ese esfuerzo indispensable.

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