jueves, 21 de marzo de 2019

Una imagen de singular importancia


         La visita de D. Albert Ventura Rius, especialista en la iconografía de la Virgen del Niño Perdido, de la que informábamos ayer, ha permitido estudiar con más detenimiento la imagen de esta advocación mariana recientemente donada al convento de Santa Clara que, próximamente, será mostrada en su museo.




         En primer lugar, pudimos contemplarla sin los trajes con los que estaban “vestidos”, tanto la Virgen como el Niño, pudiendo comprobar que se trata de una interesantísima obra de la primera mitad del siglo XVIII que conserva la policromía original, aunque el Niño y la cabeza de la Virgen, incluidos sus cabellos, fueron repintados posteriormente.

         En opinión de D. Albert Ventura, que ha recorrido España estudiando las representaciones de esta advocación, difundida por la orden de San Agustín, la de Borja es, hasta ahora, la más antigua obra en bulto que se conoce, lo que añadido al hecho de su indudable calidad artística, viene a poner de manifiesto su interés.





         A ello viene a añadirse el que, junto a la imagen y formando grupo con ella, se encuentre las de San Agustín y San Vicente Ferrer, lo que constituye también un hecho singular. Como es sabido, San Vicente fue el introductor de la devoción a la Virgen de los Niños Perdidos, en el establecimiento asistencial que fundó para acoger niños abandonados, mientras que San Agustín es el titular de la orden que la difundió, mucho más tarde, aunque con el título de Virgen del Niño Perdido y hallado en el Templo.
         Aunque, como hemos dicho, el estado de conservación del conjunto es aceptable, se requiere proceder a su restauración, tanto para eliminar los repintes como para consolidad algunas partes, sobre todo de los dos santos orantes, en riesgo de desprendimiento.

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