domingo, 12 de mayo de 2019

Antecedentes de la Hermandad de Nuestra Señora de la Peana


         Hoy celebra la Hermandad de Nuestra Señora de la Peana de Zaragoza, la fiesta de su titular que, desde hace ya algún tiempo fue trasladada al segundo domingo de mayo para permitir la asistencia de sus miembros a los actos que tienen lugar en Borja, el primer domingo de mayo, en honor de nuestra Patrona.
         La hermandad zaragozana fue instituida canónicamente en 1950 pero la devoción a la Virgen entre los borjanos residentes en la capital aragonesa era una constante desde muchos años antes.

         Una prueba de ello lo constituyen los actos celebrados en 1929 por lo que ya se denominaba “colonia borjana” de los que ha quedado como testimonio el “recuerdo piadoso” que reproducimos.



         En 1929 le había correspondido el honor de ser mayordomo de la Virgen de la Peana. Según algunas fuentes compartiéndolo con sus hermanos Leoncia, Simona y Juan pero, a la vista del documento que reproducimos con sus tres hijos Juan, José María y Luis. Como es sabido, los mayordomos tienen el privilegio de conservar en su casa la imagen domiciliaria de nuestra Patrona y ese año, D. Francisco que era uno de los miembros más destacados de la colonia borjana en Zaragoza, la tuvo durante unos meses en su casa de la calle de las Armas, donde acudieron a visitarla otros muchos miembros de la colonia. Poco antes del primer domingo de mayo, despidieron a la imagen con un acto “entusiasta y cordial” al que asistió el capellán de la Asociación D. José Pereda, “mosén Pepe”, siendo obsequiados espléndidamente los asistentes, sin que faltaran unas coplas compuestas, para la ocasión por D. Félix Pardo.



         A través del pequeño díptico conocemos el texto de la coplas y el que, en la casa del mayordomo, “artísticamente decorada” se rezó todos los días el Santo Rosario, así como los nombres de algunos de los integrantes de la “colonia”.




         Curiosamente, de quien tenemos muy pocos datos es de D. Francisco Serrano, a pesar de la importancia de su figura pues fue quien, en ese año de 1929, regaló el monumental farol de la Salve que forma parte del Rosario de Cristal, precisamente para conmemorar su mayordomía. Al margen de que se alude a él como industrial y el nombre de sus hermanos e hijos no conocemos ni su segundo apellido, aunque tenemos la esperanza de que alguien nos facilite la información pertinente para completar la biografía de este benemérito personaje que, generosamente, quiso contribuir al esplendor de nuestro Rosario.

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