domingo, 30 de junio de 2019

Acción de Gracias en el convento de la Concepción


         Ante el gran  lienzo de la beata María del Carmen Lacaba Andía que, por encargo de la comunidad de religiosas concepcionistas franciscanas, ha realizado el pintor borjano D. Jorge Andía Ruiz, se celebró ayer en la iglesia del convento de la Concepción una Solemne Eucaristía de Acción de Gracias por la beatificación la pasada semana de esta mártir nacida en nuestra ciudad.




         Estuvo presidida por el Párroco de Borja D. Carmelo Roy Blasco, concelebrando con él varios párrocos de diferentes localidades del arciprestazgo. En concreto, D. José María Sánchez Becerril, actual arcipreste y Párroco de Fuendejalón, Pozuelo de Aragón y Tabuenca; D. Leonardo de la Cruz Pérez, Párroco de Agón, Albeta y Bisimbre; D. Leopolod Velázquez Martínez, Párroco de Ainzón, Alberite de San Juan y Bureta; D. José Daniel Costilla Medina, Párroco de Magallón y capellán solidario de los conventos de Borja; D. Jesús Moreno Led, Párroco de Maleján y Talamantes; y D. Martín Crespo Pascual, Párroco de Novillas.




         En la celebración estuvo presente el Sr. Alcalde de Borja D. Eduardo Arilla Pablo, acompañado por los Concejales D. Juan María de Ojeda Castellot, D. Javier Madrid Sancho y Dª. Ana Echave Ladera. También asistió el Concejal D. Jorge Jiménez Ferrández, formando parte de la Coral “Vientos del Pueblo” que, bajo la dirección de Dª. Esmeralda Jiménez, interpretó diversas composiciones a lo largo de la ceremonia.




         Lugar preferente ocupaban las religiosas de la comunidad de Borja y otras de la Orden de la Inmaculada Concepción, llegadas desde otros lugares que quisieron compartir esta fiesta, junto con muchos borjanos, entre los que se encontraban diversos familiares de la beata y el autor del lienzo que la representa, en compañía de sus padres.



         Al inicio de la Eucaristía el Párroco de Borja procedió a bendecir esta representación iconográfica de la nueva beata, de acuerdo con el rito establecido, rociándola con agua bendita e incensándola.

         En su homilía destacó la importancia que para Borja representa el que una mujer nacida aquí y cuya infancia transcurrió por las mismas calles que todos recorremos fuera reconocida por la Iglesia, inscribiéndola en la lista de Santos y Beatos. Desde ahora, contamos con una nueva intercesora ante el Señor, pero lo más importante es que, su ejemplo, puede servirnos para que, sin tener la oportunidad del sacrificio cruento de la vida que ella ofreció a Cristo, podamos realizar el cotidiano martirio de esa búsqueda de la santidad personal a la que todos estamos llamados.




         En el Ofertorio presentaron las ofrendas varios familiares de la beata María del Carmen Lacaba y, al término de la celebración Sor Reena, agradeció en nombre de la comunidad la presencia y la colaboración de autoridades y entidades borjanas, con una mención expresa a nuestro Centro.



         Posteriormente, en el claustro del convento fue ofrecido un espléndido aperitivo a todos los asistentes, en el transcurso del cual tuvimos la oportunidad de comentar un hecho que suele pasar desapercibido en vida de la beata María del Carmen Lacaba: Su madre colaboraba con las religiosas de este convento y, ante la Inmaculada Concepción que preside su iglesia, rezó muchas veces aquella joven borjana que decidió consagrar su vida en esa orden religiosa.

         Su madre y las religiosas le propusieron ingresar en el convento de Borja pero ella quiso hacer más radical su renuncia, alejándose de la ciudad que le había visto nacer y de su familia, para profesar en el convento de Madrid. Dios lo había dispuesto así y allí fue a encontrar su martirio algunos años después, algo que, por circunstancias geográficas e históricas, no hubiera ocurrido de haber permanecido en Borja.




         Dios traza nuestro destino sin coartar la libertad de cada uno y esa decisión de la beata María del Carmen Lacaba, además de su voluntad de permanecer junto a las religiosas impedidas de la comunidad de la que era abadesa, cuando pudo haberse salvado, es lo que hizo posible su heroico martirio y el que hoy podamos venerarla en los altares.

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