sábado, 17 de agosto de 2019

La evolución del Patrimonio arquitectónico de Fréscano


         Fréscano es una de las localidades que cuenta con mayor número de monumentos declarados en nuestra comarca y una de las que mayor atención han dedicado a su Patrimonio, a pesar de lo cual ha sido allí donde se ha perpetrado uno de los más graves atentados contra el mismo.




         Por un lado, son cinco los yacimientos arqueológicos existentes en su término, declarados “Conjuntos de Interés Cultural” por Decreto 17/2001 de Gobierno de Aragón: Burrén, Burrena, La Cruz, El Morredón I y el Morredón II.





         En torno a los de Burrén y Burrena el Ayuntamiento de Fréscano creo un Parque Arqueológico que se ha convertido en uno de los principales atractivos de la localidad. Junto a un reproducción de una casa de la I Edad del Hierro, hay senderos botánicos, rastros de animales y una amplia oferta de actividades fundamentalmente dirigidas a escolares.






         Por Decreto 277/2001 fue declarado “Bien de Interés Cultural” la ermita de Santa María de la Huerta, un importante monumento medieval, objeto de una ampliación en el siglo XVI, sobre cuya singularidad fuimos uno de los primeros en llamar la atención, apuntando la posibilidad de que existieran allí pinturas murales.

         Las fotografías muestran el estado en el que se encontraba en aquellos momentos.



         Inicialmente, se acometió la restauración de cubiertas y exteriores, dotándole de una llamativa pintura en sus muros.




         En una nueva fase se llevó a cabo la rehabilitación interior, pareciendo las pinturas que habíamos intuido,  entre las que destaca un interesantísimo calendario en el intradós de uno de sus arcos.




         También se modificó la pintura exterior, ofreciendo en la actualidad el aspecto que muestran estas fotografías.




         Pero el eje central del casco urbano de Fréscano lo constituye el conjunto formado por el palacio y la iglesia contigua, como sucede en otras localidades ya citadas de nuestra zona. Nos estamos refiriendo a los casos de Ambel y Bureta.





         El palacio construido por los vizcondes de Ebol, señores del lugar, que luego pasó a ser propiedad de los duques de Villahermosa, constituía uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura renacentista aragonesa, a pesar del estado de abandono en el que se encontraba. Las fotografías que ofrecemos son un documento histórico, en las que se aprecia la galería de su gran patio y las columnas anilladas de la planta baja y del arranque de la escalera monumental.



         Todo ello desapareció como consecuencia de la incalificable actuación de la persona que había accedido a la propiedad de la mayor parte del edificio que, también de manera incomprensible, no había sido objeto de declaración expresa.




         Años más tarde, el Ayuntamiento logró hacerse con la propiedad de la otra parte y, haciendo uso de las facultades que la Ley del Patrimonio Cultural Aragonés otorga a las corporaciones municipales, lo declaró “Monumento de Interés Local”, procediendo a la restauración de ese sector.





         En esa zona se han recreado las antiguas columnas de la arquería y planta baja, aunque se da la circunstancia de la que tipología de esa zona del palacio era diferentes en su origen.





         En su interior se ha instalado un museo o centro de interpretación de los yacimientos arqueológicos del municipio, en el que se muestran reproducciones de las piezas conservadas en otros lugares, junto con numerosos paneles explicativos.




         Ello ha venido a mejorar sustancialmente la exposición que, anteriormente, estuvo en otro edificio municipal.




         También por iniciativa del Ayuntamiento, la iglesia parroquial de Ntra. Sra. del Pilar fue declarada “Monumento de Interés Local” en 2003, incorporándose como “Bien Catalogado” al Censo General del Patrimonio Cultural Aragonés.

         En 1986, se iniciaron las obras de restauración del templo que, en sucesivas fases, culminaron con su completa recuperación.



         También fue objeto de atención por parte del Ayuntamiento el conocido como “Acueducto”, situado muy cerca del límite de su término municipal con los de Agón y Bisimbre, sobre el que discurre una antigua acequia de riego. En 2003, fue declarado “Monumento de Interés Local”.

Está constituido por un gran arco de medio punto rebajado, cuya luz es de 9 metros y su anchura de 1,80, apoyado en estribos que como el intradós del arco y la solera y pretiles de la acequia, fueron construidos con sillería de buena calidad, procedente de las canteras de Burrén.



         En 2006, fue declarado “Monumento de Interés Local” el edificio para la elevación de las aguas de riego de Agón y Bisimbre, aunque en este caso no tenemos constancia de que haya sido incorporado al Censo General, como establece la Ley.





         Allí ha sido creado un Centro de Interpretación sobre el Agua y, en su planta inferior, se muestran las antiguas instalaciones, ahora en desuso, mientras que en las superiores se ofrece amplia información sobre al agua y su empleo, por medio de paneles muy didácticos.



         Otro edificio declarado de interés local es de la elevación de las aguas de riego de Fréscano, aunque tampoco tenemos constancia de que ha sido incluido en el Censo General.




         Finalmente, y como ejemplo de arquitectura tradicional, debemos citar el pilas dedicado a San Antón y la Virgen del Pilar, situado junto al palacio e iglesia, que también fue completamente restaurado.

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