lunes, 16 de septiembre de 2019

La evolución del Patrimonio arquitectónico de Magallón II


         Por una Orden del 17 de abril de 2006, el Gobierno de Aragón declaró “Bien de Interés Cultural” más de 500 castillos y elementos de arquitectura militar, entre los que se incluía la “torre de Magallón”, como “Conjunto de Interés Cultural. Zona Arqueológica” que, de esa manera, se convertía en el segundo BIC de la localidad.




         Pero, comoquiera que en la declaración no se efectuaba una delimitación de los bienes objetos de la misma, se planteaba una duda, ya que podía hacer referencia a torreón islámico, hoy convertido en caseta de campo, pero que conserva varias hiladas de sillares y es un monumento de gran interés, o a la propia torre de la iglesia parroquial. Por ello, nos dirigimos entonces al Dirección General de Patrimonio, solicitando una aclaración sobre dicha declaración sin que obtuviéramos respuesta, aunque es probable que el Ayuntamiento de Magallón tenga datos precisos sobre esta cuestión.



         La duda era razonable dado que se hablaba de “torre” y no de “torreón”, por lo que cabía la posibilidad de que se tratara de la actual torre campanario de la iglesia parroquial que es un elemento perteneciente al antiguo castillo, aunque al ser declarado como “Zona arqueológica”, parecía descartarlo. En cualquier caso, esta torre quedó incluida en la declaración como BIC de toda la iglesia parroquial, a finales de 2017, aunque como “Monumento”.



         Porque, por un Decreto de 19 de diciembre de 2017, el Gobierno de Aragón declaró “Bien de Interés Cultural”, en la categoría de monumento, a la Iglesia de San Lorenzo Mártir, atendiendo a la solicitud presentada por el Ayuntamiento de Magallón. Era algo que veníamos reclamando desde hace tiempo, dada la importancia del monumento y, en su tramitación, prestamos toda nuestra colaboración.




         Ya en el Inventario realizado por el Ministerio de Cultura en 1979, se proponía su declaración como “Monumento Histórico Artístico de carácter nacional”, aunque la situación del templo, en aquellos momentos, era muy diferente de la actual, dados los problemas estructurales que siempre ha presentado, ocasionados por las características del terreno sobre el que se asienta.




         Desde entonces, han sido varias las intervenciones encaminadas a su consolidación y restauración, entre las que podemos recordar las de la actual cabecera del templo que estuvo a punto de derrumbarse.




         Otra de ellas fue el micropilotaje practicado bajo el antiguo ábside que presentaba grietas alarmantes por efecto del deslizamiento de la ladera. El problema se solucionó momentáneamente, aunque el terreno sigue siendo inestable.



         A algunos de nuestros lectores que no conocen las características de este templo puede sorprenderles que hablemos del antiguo ábside. Pero es que, en este lugar, se levantó un templo medieval, construido en piedra que, bien porque no llegara a terminarse o por resultar dañado en la guerra de los dos Pedros, se terminó en ladrillo. Correctamente orientado hacia el Este, cuando en el siglo XVI se construyó el actual, fue reorientado hacia Poniente, algo inusual en los templos cristianos, quedando la antigua cabecera a los pies, siendo utilizada como coro.




         El resultado final fue esta magnífica iglesia de planta de salón que, tras el largo proceso de restauración, presenta este espectacular aspecto que mereció la declaración de BIC.

         Junto a su valor arquitectónico, destaca la colección de retablos barrocos que también fueron restaurados, aunque los trabajos se llevaron a cabo antes de pintar todo el interior de la iglesia, lo que no dejó de afectarlos.




         Adosada a la iglesia se encuentra la capilla en la que se venera, bajo un baldaquino, la imagen del Santo Cristo con la Cruz a cuestas, Patrón de la villa, que fue levantada en época posterior.
         Si algo se echa en falta en el monumento es un museo en el que se puedan admirar las jocalias y obras de Arte que conserva, entre las que destaca una tabla gótica de San Lorenzo y una casulla bordada con corales, a las que podrían sumarse las tablas góticas procedentes de la ermita de San Sebastián de la Loteta.

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