viernes, 20 de septiembre de 2019

La evolución del Patrimonio arquitectónico de Magallón IV


         En esta serie que estamos dedicando a la evolución del patrimonio arquitectónico de las localidades de nuestra zona, no solemos dedicar una atención específica a cada uno de los monumentos rehabilitados pero, en esta ocasión, vamos a hacer una excepción con el llamado “pilar de la Corona” de Magallón, dado el interés de Pedro Domínguez Barrios que, ya en su momento, nos remitió un informa sobre la evolución de las obras, partiendo del estado original que es el que aparece en esta imagen.




         Las obras, concluidas en 2016, tuvieron que enfrentarse a algunos problemas, como el de la cubierta del pilar, que había quedado reducida a un montón informe de escombros  (fragmentos de ladrillo y yeso). Al retirarlos no apareció ningún vestigio de hilada escalonada, por lo que se deduce que la cubierta era piramidal, acorde con la estética de su época barroco-neoclásica y el empaque de la obra. 

         Las cubiertas escalonadas o en gradación, son frecuentes en pilares mucho más modernos y sencillos como los de La purísima de Bureta o el de San Gregorio de Agón.






         En este caso se optó por dotarle de un remate piramidal, la solución más respetuosa y estética, dado que probablemente así era la cubierta original, aunque realizada en yeso, solución también viable, pero menos resistente, por lo que se decidió aplacar las caras de la pirámide con placas cerámicas de acabado superficial muy similar al de los ladrillos del pilar, con resultado muy estético y homogéneo con el resto de la obra. Para no cargar el pilar (se abría por su parte superior) la formación de las pendientes se ha realizado con ladrillo hueco.




Las tres gradas del basamento fueron reconstruidas sobre una losa de cimentación que, a su vez, hace de muro de contención del cimiento de cal y canto del pilar, con lo cual éste queda perfectamente protegido y asegurado. Además se limpiaron y rejuntaron los paramentos de ladrillo con mortero de cal, tal como era, y se reemplazaron las doce piedras esquineras de yeso que estaban muy deterioradas por otras tantas de arenisca de Uncastillo.



La hornacina fue pintada en azul aragonés, y la carpintería renovada en madera en un tono muy acertado, rematando todo el conjunto con una sencilla cruz metálica pintada con oxirón. Como ya informamos en su momento, a su lado de colocó un monolito conmemorativo, con una placa de cerámica de Muel.





         Ahora se anuncia la restauración del pilar de la Santísima Trinidad, situado en la N-122, a la entrada de la población, una actuación importante sobre este monumento que, como el anterior, tiene la declaración genérica de “Bien de Interés Cultural”.

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