martes, 8 de octubre de 2019

Día Mundial de las Aves Migratorias en la Estanca de Borja


         El pasado domingo se celebró el Día Mundial de las Aves Migratorias. Con ese motivo se llevó a cabo en la Estanca de Borja una actividad para conocer y disfrutar de las aves de nuestro territorio, consistente en un pequeño paseo guiado y una sesión de anillamiento científico, en los que participó un grupo de unas 30 personas, mayores y niños.






         En el paseo, que se inició junto a la Casa de la Estanca y discurrió por su mota, la naturalista e ilustradora de naturaleza Esther Charles (miembro de la Asociación El Bardal), que nos ha remitido la información, ayudó a identificar las diferentes especies de aves que se encontraban en los carrizos y playas, entre las que destacaron un grupo de zampullines chicos (un pato buceador de pequeño tamaño), varias parejas de aguiluchos laguneros, gaviotas patiamarillas, cormoranes, y escuchar otras especies difíciles de ver, como el rascón europeo y el ruiseñor bastardo.



 

         Después, el anillador Jesús Capdevilla, del Grupo Aragón de Anillamiento Científico de Aves, mostró a los asistentes cómo se lleva a cabo una sesión de anillamiento, qué datos pueden extraerse de esta actividad y su utilidad para el conocimiento y conservación de las aves.




El número de pájaros que cayeron en las redes, fue escaso, debido al fuerte viento que sopló en la estanca durante toda la mañana: tres ejemplares de especies diferentes. Una curruca zarcera (pequeño pajarillo migrador que pasa el invierno en el África subsahariana, y se encuentra estos días en plena migración), una buscarla pintoja (un ave reproductora escasa y restringida a la zona costera del norte de España, también en migración), y un mosquitero común, que con sus escasos siete gramos de peso, viene a pasar el invierno a la península procedente del norte de Europa. Mientras tanto, lejos de las redes y volando libres, un águila real, un mochuelo, un cernícalo vulgar, un par de tarabillas comunes y varias golondrinas pusieron la guinda a la jornada.



       El anillamiento científico es un método para estudiar distintos aspectos de la biología de las poblaciones de aves silvestres. Consiste en individualizar las aves de manera unívoca mediante la colocación de una anilla metálica en su pata. Estas anillas llevan un número que nunca se repite en otro ejemplar y una dirección o remite de contacto. Los datos de las aves anilladas se almacenan en centrales de anillamiento y de este modo, si un ejemplar anillado es recapturado, se sabe de qué ave se trata, cuándo y dónde se anilló por primera vez y las posibles recapturas anteriores.



Esta herramienta fundamental permite a los científicos obtener valiosa información sobre diferentes especies, como sus movimientos migratorios (fechas, rutas migratorias, zonas de descanso migratorio, etc.), tasas de mortalidad y supervivencia, tasas de renovación de la población, etc, así como sobre morfología, biometría y muda. Gracias a esta actividad se pueden desarrollar estudios a largo plazo sobre amplias áreas geográficas, con datos muy valiosos a la hora de planificar y diseñar políticas de conservación, de gestión de espacios y especies. Esta actividad supone la manipulación de aves en vivo y la toma de datos con valor científico, por lo que su realización está limitada a personas formadas, cuyo conocimiento y aptitudes permiten el cumplimiento de los dos aspectos más relevantes a la hora de anillar: la integridad de las aves que son capturadas para su anillamiento y la precisión en la toma de datos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario