jueves, 31 de octubre de 2019

Los "meteoritos" que cayeron en Borja


     Cualquiera de nosotros hemos oído hablar de esas rocas procedentes del espacio exterior que, de cuando en cuando, impactan sobre la Tierra. A uno de gran tamaño se atribuye aquel enorme cataclismo que acabó con los dinosaurios y cambió el rumbo de nuestro planeta. Dentro de Aragón, se habla de otro gran meteorito que hace miles de años impactó en Azuara.





         Pero, en la mayoría de los casos, son rocas de pequeño tamaño encontradas de forma casual que terminan siendo exhibidas en los museos o en poder de coleccionistas, aunque generalmente ceden fragmentos de los mismos a los científicos, dado el interés que el estudio de estas piezas tiene.



         Para los interesados en estos temas, existe una página en la que se detallan todos los meteoritos cuya caída ha sido registrada en España. En ella pueden encontrarse referencias al que cayó de Sigena en 1773, en Roda de Isábena en 1871 o en Zaragoza en 1950. También hay otra página interesante sobre los avistamientos de meteoros que pueden ayudar a encontrar los restos que hubieran podido caer en tierra.
         Esta introducción obedece a que, hace unos días, nos comunicaron que habían caído en Borja, procedentes de lejanos mundos, varios fragmentos de meteorito que impactaron sobre una persona que se encontraba en su campo y que tuvo que guarecerse para evitar males mayores, viendo como impactaban sobre el suelo y sobre el tejado de una caseta que allí existe.
         Aunque el honrado agricultor atribuyó lo ocurrido a un lanzamiento intencionado desde un avión, la persona que nos puso en conocimiento del hecho consideró que era muy difícil que existiera un piloto con tan malas intenciones y con la puntería suficiente para acertar en la finca de nuestro paisano.

         Lo más probable es que se tratara de aerolitos y, ante la importancia científica que el hecho podía tener, nos pusimos en contacto con el mejor especialista en meteoritos de España, un ilustre catedrático que, por supuesto, se ofreció a analizar los fragmentos que, hasta ese momento, no habíamos visto.



         Fue el pasado viernes cuando nos los trajeron al Centro y, como les ocurrirá a todos nuestros lectores, quedamos impresionados por el aspecto de los “meteoritos”, dado que, a diferencia de todos los hasta ahora conocidos, ofrecen datos insospechados.



         Trozos de ladrillo y hasta de yeso con huellas que, tras un largo recorrido interestelar demuestran la existencia de civilizaciones similares a la nuestra a años luz de distancia.




         O este canto rodado, como los existentes en las terrazas del Huecha que vendría a demostrar el que se formaron tras la caída de miles de meteoritos en el pasado. Naturalmente, no le diremos nada al especialista y guardaremos para nosotros tan excpecionales “descubrimientos”.
         La anécdota que hemos relatado viene a poner de manifiesto que no hay que precipitarse antes de conocer la realidad de cualquier hecho, sobre todo cuando la información procede de una persona que cree haber sido agredida por el piloto de una aeronave no extraterreste, sino procedente de algún aeropuerto de nuestro planeta.

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