jueves, 26 de diciembre de 2019

El mausoleo del obispo mártir de Sigüenza


         Por voluntad de su hija, varias obras del escultor aragonés D. Ángel Bayod Usón han sido depositadas en nuestro Centro. Para comprender la importancia de este gesto, hay que recordar que se trata de un artista al que le fueron encomendados trabajos de gran importancia. Entre ellos el del mausoleo del obispo mártir de Sigüenza D. Eustaquio Nieto Martín.





         Esta obra, sufragada por suscripción popular, fue instalada en 1958, en la capilla de la Anunciación de la catedral seguntina, bajo un arcosolio anterior. La imagen yacente del obispo, realizada en alabastro, aparece revestida de pontifical con el báculo en la mano derecha y un libro en la izquierda. Bajo ella, sus armas episcopales.



         Antes de ser llevada a Sigüenza fue expuesta en Zaragoza, en el estudio del escultor, siendo inaugurada el 3 de diciembre de 1957 por D. Lorenzo Bereciartúa y Balerdi, que regía la sede de Sigüenza desde 1955.



         D. Eustaquio Nieto Martín había nacido en Zamora el 12 de marzo de 1866. Era hijo de un modesto albañil y, a los doce años, entró en el seminario de su ciudad natal donde cursó la carrera eclesiástica, siendo ordenado sacerdote en 1891. Tras desempeñar su ministerio pastoral en Alcalá de Henares y Madrid, fue consagrado obispo el 27 de diciembre de 1916, rigiendo la diócesis de Sigüenza desde el 31 de marzo de 1917.
         Fue un hombre muy querido por su cercanía a los más necesitados y a todos sus fieles a los que no quiso abandonar al inicio de la Guerra Civil, a pesar de que se le insistió reiteradamente.

         Detenido por milicianos llegados desde Madrid, el 25 de julio le sometieron a un simulacro de juicio popular, aunque le permitieron retornar a su residencia de donde, en la noche del día siguiente, fue sacado con la excusa de ser conducido a Madrid.



         Sin embargo, el coche que le conducía tomó la carretera que lleva hacia Alcolea de Pinar. En el kilómetro 4 de la misma (a 14 km de Sigüenza) lo arrojaron del vehículo en marcha. La caída le ocasionó diversas fracturas y, según algunas versiones, fue seguidamente quemado vivo. Otras fuentes señalan que lo acribillaron a balazos, tendido en la cuneta. Lo cierto es que el cadáver fue quemado dos veces. La primera esa misma noche y la segunda pocos días después, cuando volvieron los milicianos, arrojando sus restos a una pequeña hondonada próxima. Esa doble incineración es la que, para algunos, abona la teoría de que la primera es la que le causó la muerte y la segunda respondió al intento de borrar las huellas del crimen.
         Los restos fueron encontrados al día siguiente del crimen por un peón caminero, instruyendo las diligencias el Juez Municipal de Estriégana quien dedujo que se trataba de un sacerdote y, aunque quiso trasladar el cadáver al cementerio de esa localidad, no llegó a hacerlo pues recibió información de que ya había sido enterrado por unos milicianos, lo que no era cierto pues lo que hicieron fue volver a quemarlo, como hemos comentado, para dificultar su identificación.

         Finalmente, una columna de requetés, al mando de comandante Palacios, lo encontraron el día 4 de agosto cuando avanzaban en dirección a Sigüenza. Entre los restos mutilados y calcinados encontraron la cruz pectoral, lo que les permitió conocer la identidad de la víctima que fue sepultado con honores en ermita de San Roque de Alcolea del Pinar, desde donde fueron trasladados a la catedral de Sigüenza el 8 de octubre de 1946.




         D. Eustaquio Nieto fue el primero de los 13 obispos asesinados durante la Guerra Civil. Los otros fueron los de Almería, Barbastro, Barcelona, Ciudad Real, Cuenca, Guadix, Jaén, Lérida, Orihuela, Segorbe, Tarragona y Teruel.
         Actualmente encabeza una causa de beatificación, junto con 272 sacerdotes, 69 religiosos y 123 seglares, todos ellos asesinados por odio a la Fe, cuya fase diocesana ha finalizado y se espera concluir pronto en Roma.

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