miércoles, 18 de diciembre de 2019

Sobre los árboles de Veruela


         D. José Luis Garde Murillo nos ha llamado la atención sobre el cambio experimentado en el entorno del monasterio de Veruela, del que han desaparecido muchos de los árboles que lo poblaban, en su mayoría chopos y algún plátano, como puede apreciarse en estas dos imágenes.





         Se ha interesado por el tema y, al parecer, a raíz de una tormenta desencadenada el 13 de diciembre de 2017, se talaron 80 árboles del perímetro del monasterio y del camino, aduciendo motivos de seguridad.




         El “arbolico” solitario de la primera fotografía es el único superviviente de la “hecatombe”. A José Luis le sorprende que los árboles de la carretera contigua se mantengan en perfecto estado, lo que parece justificar las críticas de los que aducen que las razones de la tala fueron otras.
          
 


         Pero, en lo que nadie ha reparado o al menos no ha sido comentado es en el hecho de que, en la huerta del monasterio, había una secuoya (Sequoiadendron giganteum) que era el árbol más alto, sobresaliendo entre árboles que suelen alcanzar buena altura como: chopos, cedros, plátanos o álamos piramidales, como se aprecia en la primera imagen de Carlos Bielsa. La secuoya ha muerto en el transcurso de las obras de construcción del Parador Nacional, en medio de la indiferencia general.




         Afortunadamente, al lado del monasterio, hay una finca privada en donde su propietario ha plantado diversas especies (en su mayoría coníferas), tan interesantes que, en opinión de José Luis, con el tiempo se convertirá en un jardín botánico que representará un valor añadido al entorno de Veruela, al menos desde el punto de vista paisajístico.

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