miércoles, 19 de febrero de 2020

Lanceros del Rey en Borja


         La Historia Militar de Borja está por escribir, a pesar de que aún se conserva en nuestra ciudad el cuartel edificado en el siglo XVIII para servir de alojamiento a las unidades de guarnición. No son muchos los cuarteles de esa época que se conservan en España y, sobre su interés, ya hemos llamado la atención en otras ocasiones. Volveremos a hacer porque merece la pena.

         Hoy queremos dar a conocer la visita efectuada a Borja, en 1916, por el Regimiento de Lanceros del Rey nº 1, de guarnición en Zaragoza, con motivo de unas maniobras militares en esta zona. De ella informó ampliamente el semanario Aires del Moncayo, del que hemos tomado los datos.




         El 18 de octubre de ese año llegó a la ciudad el oficial D. Salustiano Lom, con una brigada, con el fin de ultimar los detalles para el alojamiento de la tropa. Hay que tener en cuenta que, para entonces, el cuartel ya no estaba operativo y las unidades que pasaban por aquí, debían ser alojadas en casas particulares. Todavía hemos llegado a conocer en la década de los años 50 del pasado siglo este peculiar sistema, cuya organización corría a cargo de las autoridades municipales.
         A las seis de la mañana del día 19 salió de Zaragoza el Regimiento con 191 hombres, 214 caballos en dos escuadrones y tres carros. Iba al mando del coronel D. Miguel Franco-Romero Makenna. Este oficial de Caballería había estado destinado en Melilla, tras salir de la Academia, tomando parte en la llamada “Guerra de Margallo”, a la que hicimos referencia al tratar del héroe de Magallón, y su comportamiento fue resaltado por el general Margallo antes de morir. Se había hecho cargo del Regimiento poco antes y al retirarse fue ascendido a General de Brigada.

         Con él llegaron 23 jefes y oficiales, así como el capitán de Estado Mayor D. Gonzalo de Benito, un brillante militar que posteriormente cursó estudios en la Escuela Superior de Guerra de Turín y, en 1925, fue comisionado para visitar diversas empresas de Alemania, Francia, Inglaterra, Dinamarca e Italia. Tuvo la desgracia de que la guerra civil le sorprendiera en Madrid, destinado en el Estado Mayor Central. No se sumó al Alzamiento pero, para salvar la vida, se refugió en una embajada el 6 de noviembre de 1936 y, en febrero de 1937, huyó a la zona nacional, a pesar de la cual fue pasado a la reserva con el empleo de Teniente Coronel que tenía.



         El Regimiento descansó en Alagón una hora y, continuó hasta Gallur, donde simularon un reconocimiento del Ebro y comieron. A Borja llegaron a las seis y media de la tarde, siéndole dispensado un cariñoso recibimiento.




         Llamaba la atención la brillantez de sus uniformes y aquella misma noche, tras montar una guardia en la Casa Consistorial, se organizó para la tropa un baile popular en el Campo del Toro.

         El día 20, se dividieron en dos bandos. El llamado “Norte” marchó para Ágreda, Alfaro, Olite y Carcastillo. El bando “Sur” salió para Tauste y Ejea y confluyeron para realizar los ejercicios programados.



         El día 21 estuvieron en el Santuario de Misericordia para continuar con maniobras nocturnas que no pudieron llevar a cabo, debido al mal tiempo reinante.  El domingo 22, asistieron a Misa en la iglesia de Santo Domingo, a la que también acudió numeroso público. Después efectuaron reconocimientos en Maleján, Ainzón y Bureta y la sección de explosivos tendió una vía férrea en Ejea, para ejercitarse en su voladura con explosivos. Por la tarde hubo un nuevo baile popular en el Campo del Toro y, para los oficiales, se improvisó otro en el Casino de la Amistad.




         A las nueve de la mañana del día 23, salieron de Borja, siendo despedidos por el Sr. Alcalde que, en aquellos momentos era D. Rodolfo Araus Chíes, y un gran número de personas. A todos ellos les manifestaron su satisfacción por las atenciones y muestras de cariño recibidas durante su estancia que transcurrió sin ningún tipo de incidentes, dejando impresionada a la población por la afabilidad y caballerosidad de todos los miembros del Regimiento.

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