martes, 17 de marzo de 2020

.No sonaron las campanas


         El domingo 15 de marzo, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española difundió una nota en la que invitaba a las diócesis, que lo considerasen oportuno, a que ayer a mediodía, coincidiendo con la hora del Ángeles, todas las campanas de España sonaran al unísono para “para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda del Señor y el agradecimiento de la Iglesia”.




         Este es texto íntegro de la nota:
         “A vosotros, amados de Dios, gracia y paz de parte de nuestro Señor Jesucristo” (Rom1, 7).
En estos días de singular y dolorosa experiencia ciudadana y eclesial, a la que nos ha llevado la pandemia del coronavirus, la Iglesia Católica está llamada a ofrecer sus recursos en favor de los afectados así como la presencia del Señor que salva, animando a todos los cristianos a interceder ante la Madre de Dios, que nos ampara y escucha nuestra oración.
         Por ello, invitamos a todas las Diócesis que lo consideren oportuno a que a la hora del Ángelus suenen las campanas de nuestros templos para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda del Señor y el agradecimiento de la Iglesia. Así, proponemos que a las 12 del medio día suenen las campanas para mostrar nuestro agradecimiento y fraterna solidaridad y orar:
Por los enfermos contagiados por el virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia.
Por los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios y todos los servicios públicos.
Por los Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado
Por los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios.
Por las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.
         Por los padres, madres, abuelos y educadores.
         Por los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.
Por quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.
Por las diversas autoridades públicas.
Por los sacerdotes, los Monasterios de vida contemplativa y la vida consagrada, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.
Y proponemos que, como conclusión del Ángelus, digamos juntos estos días y a esa hora la oración del Papa Francisco:

Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡Oh Virgen gloriosa y bendita! ¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda la paz!

Madrid, 15 de marzo de 2020”.




         Sin embargo, porque el obispado de Tarazona no se hico eco o por razones que ignoramos, en Borja no sonaron las campanas. Afortunadamente, desde las torres de Santa María pudo escucharse, como todos los días, el toque tradicional del Ángelus, una práctica devota que, como hemos recordado en muchas ocasiones, fue difundida en la Iglesia por un Papa Borja, Calixto III.
         La oración incluida en la nota anterior puede servirnos a todos para que, cada mediodía, dirijamos nuestras oraciones a la Virgen de la Peana, con la esperanza de que el primer domingo de mayo podamos celebrar su fiesta, superada la crisis.

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