miércoles, 25 de marzo de 2020

Solemnidad de la Anunciación del Señor



         El color morado de los ornamentos litúrgicos, propios de este tiempo de Cuaresma, se troca hoy por el blanco, dado que la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor, nueve meses antes de la de su Nacimiento el 25 de diciembre.
         Hemos querido recordarlo con la imagen de la bellísima tabla del Museo de la Colegiata de Borja (reproducida en baja resolución), en la que la Virgen recibe la visita del arcángel San Gabriel que porta en sus manos el ramo de azucenas simbólico, rodeado por una filacteria en la que se lee “Ave gratia plena”.

         Desde un óculo situado en la parte superior del recinto en la que María permanece en oración, Dios Padre insufla el Espíritu Santo (en forma de paloma), mientras en los rayos se ve también la imagen de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad (algo que después no se reflejó en la iconografía).
         La escena reflejada es, en el sentir de los creyentes, uno de los momentos cumbres de la historia de la humanidad, cuando tras pronunciar la Virgen la palabra “Fiat”, Dios se hace hombre en su seno para llevar a cabo el proyecto de la Redención.
         En estos momentos, la Iglesia reza en la soledad de sus templos y de todos los monasterios para que ese Dios al que podemos llamar “Abbá” (Padre), porque como canta el salmo 91:
         “Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás: su verdad es escudo y armadura”.
         “No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía”.
         Compuesto, probablemente, según los comentaristas, en momentos en los que el pueblo de Israel se veía azotado por una epidemia de peste, expresa la necesidad de que los creyentes vuelvan  la mirada hacia el Señor en tiempos de tribulación, como los que ahora padecemos.

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