sábado, 11 de abril de 2020

Arte inspirado en las epidemias



         Las epidemias que azotaron a la humanidad en el pasado fueron fuente de inspiración para numerosos artistas que han dejado reflejadas las estremecedoras imágenes que provocaba, desde la Edad Media hasta nuestros días, como esta de la situación de la plaza del Mercado de Nápoles, obra de Domenico Gargiulo (1609-c. 1675), que se conserva en el museo de esa ciudad. Pero hubo un tiempo en el que, antes esas situaciones se volvían los ojos hacia el Cielo buscando la ayuda del Señor y la de unos santos protectores específicos, a los que hoy queremos referirnos.





Entre todos ellos destaca San Roque, al que con preferencia se encomendaban todos en esas ocasiones, debido a que él se contagió de la peste, cuidando a los afectados. Uno de los lienzos más bonitos que le fueron dedicados es éste del gran Pedro Pablo Rubens (1577-1640), que puede verse en la  iglesia de San Martín de Aalst (Bélgica), en el que se muestra a Jesucristo, nombrándole protector frente a la epidemia.



Precisamente, San Roque curando a los enfermos es el motivo de esta obra de Jacopo Comin (1518-1594), más conocido como “Tintoretto”, que la pintó en 1549 para la iglesia de San Roque, de Venecia.



San Roque atendiendo a las víctimas aparece también en esta obra del pintor veneciano Giacomo da Ponte Bassano (1510-1592), bajo la protección de la Virgen, que realizó en 1575 y que se exhibe ahora en la Pinacoteca de Brera, en Milán.


         El otro gran protector frente a las epidemias es San Sebastián, sobre el que hemos seleccionado este lienzo del pintor holandés Josee Lieferinxe, activo entre 1493-1505, que lo realizó en 1499 y ahora se conserva en la Walters Art Gallery, de Baltimore (USA). El Santo, acribillado por las flechas de su primer martirio, aparece arrodillado a los pies de Jesucristo, intercediendo por los afectados que mueren en la escena inferior. 



         La gran peste de Nápoles propició el encargo de diversas obras votivas, entre las que destaca la de Mattia Preti (1613-1699), pintada en 1656, que puede verse en la Galería Nacional de Capodimonte, en la que interceden ante la Virgen San Genaro, Patrón principal de la ciudad, San Cayetano, fundador de la Orden de Clérigos Regulares y considerado el creador del primer belén napolitano, y Santa Rosalía de Palermo, Patrona de esta ciudad y también de Nápoles.



         A San Agustín se acogieron otras ciudades y así aparece implorando a la Santísima Trinidad que detenga al ángel con la espada, que aparece a su lado, en esta obra de Johann Michael Rottmayr (1656-1730) que puede contemplares en el Szépmuvészeti Mùzeum de Budapest.





         La ciudad de Este (Italia) se encomendó a Santa Tecla, a cuya intercesión se atribuyó al haberse visto librada de la gran epidemia de mediados del siglo XVII, razón por la cual encargó años después a Juan Bautista Tiepolo (1696-1770), la decoración del retablo mayor de su catedral. Esta bonita obra en la que la Santa arrodillada, reza para calmar la cólera divina, puede verse ahora en el Metropolitam Museum de de Nueva York.
         Podríamos citar otros muchos ejemplos. Lo haremos en otra ocasión con obras dedicadas específicamente a las epidemias, entre ellas una de nuestro paisano Goya.

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