lunes, 1 de junio de 2020

La sagacidad de un lector


         La publicación ayer de este grabado de Borja, aparecido en la obra de Bernardo Espinalt y García, Atlante español, ha despertado el interés de muchos lectores que se han percatado de los muchos errores que contiene, en cuanto a la ubicación de los edificios más significativos.

         En nuestro comentario nos limitamos a llamar la atención sobre dos datos que considerábamos interesantes, porque el resto es fruto de la imaginación del autor. Nada se ajusta a la realidad, pues como indicábamos todo era fruto de su imaginación. Basta con constatar el aspecto del castillo o la extraña situación del Santuario de Misericordia.




         Pero un sagaz lector nos comenta también que, si el libro fue publicado en 1779, hacía ya mucho tiempo que el escudo de Borja no es el que aparece en el grabado. Tiene razón, dado que, al término de la Guerra de Sucesión, Felipe V incorporó a sus armas un león rampante y la flor de lis, junto con la leyenda “Saqueada por ser siempre Fidelísima”, en reconocimiento a su decidida defensa de la causa borbónica. No obstante, en este caso el error de Espinalt puede tener justificación.



         Porque no fue hasta 1788 cuando el Ayuntamiento de Borja mandó grabar sus armas con la incorporación de las nuevas figuras, aunque situadas de forma totalmente contraria a las leyes de la Heráldica.

         El grabado, sin embargo, es muy bonito, siendo el dibujo obra del gran pintor borjano Buenaventura Salesa y la impresión de uno de los mejores grabadores del momento, Mateo González.



         El motivo de colocar el león y la flor de lis sobre las almenas del castillo respondía a una necesidad práctica. Como todos saben, las primitivas armas de Borja eran solamente un castillo, como puede verse en el existente en una de las columnas del patio del actual Museo de la Colegiata (antes hospital) que además está datado en 1560.



         Lo mismo sucedía en el que había en la fachada de la Casa Consistorial y, cuando en el siglo XVII, se decidió incorporar la vaca, no se les ocurrió mejor solución que labrarla destruyendo las rocas sobre las que se asentaba el castillo que quedó en el aire, como puede apreciarse muy bien en esta foto.



         En el siglo XVIII hubo que añadir el león y la flor de lis. Como no era cuestión de hacer un nuevo escudo, no encontraron otro sitio que cortar las almenas del castillo para colocar una pequeña flor de lis y, a falta de espacio, el león rampante se transformó en un animal “pasante”, cabalgado sobre las otras dos almenas. Decimos intencionadamente lo de “animal”, dado que cuando en el siglo XIX la Real Academia de la Historia pidió a todos los Ayuntamientos de España que enviasen una descripción de sus armas, el de Borja informó de que, sobre el castillo había “un cordero”. Sorprendente confusión por la que el león, símbolo de su heroísmo, fue trocado por un manso corderillo. Así se escribe la historia.




         Pero, si todo ello es llamativo en el escudo de la Casa Consistorial mucho más lo es en el del Pósito Municipal, sito también en la plaza de España. Ahí se ven completamente cercenadas las almenas para acomodar a las nuevas piezas, mientras que el castillo parece aplastar a la vaca situada donde antes estaban las sólidas rocas en las que se alzaba.

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