viernes, 11 de septiembre de 2020

Monumentos de Los Fayos

 

         Tras la visita efectuada a la localidad de Los Fayos el pasado domingo, hemos venido publicando una serie de informaciones en la que destacábamos su interés como destino turístico. Hoy queremos finalizar esta serie con un artículo dedicado a sus monumentos que, ahora, pueden recorrerse a través de una visita guiada por el arqueólogo D. Óscar Bonilla, que parte desde el Centro de Atención a los Visitantes, en horarios de mañana y tarde.



         Se inicia en el antiguo castillo, un caso especial de arquitectura militar dado su carácter rupestres utilizando diversas cuevas, entre las que destaca la llamada de Caco, asociada a una leyenda de la zona y cuyo acceso, por medio de una pronunciada escalera ya constituye una aventura que compensa el recorrido por el interior.




         No es la única cueva, dado que al lado existe otra a la que, en nuestra visita anterior, no se podía acceder pero ahora, tras la restauración del muro que la cierra, se ha dotado de escalera y de una balconada desde la que se contempla una hermosa vista de la localidad.



         A donde no subimos fue a la torre vigía situada en lo alto del roquedal que domina el casco urbano, a la que se puede acceder por un bonito espacio pero con más de 200 peldaños de escalera.




         Otro monumento de gran interés es la ermita de San Benito, construida en el interior de otra gran cueva que, en su origen, fue un cenobio benedictino donde, según la tradición, profesó San Atilano.




         El centro de la nave se cubre con una cúpula ciega, mientras que el presbiterio está labrado en la roca. Ahora no se permite el acceso a la parte superior, donde estuvo el monasterio y donde se puede contemplar con sorpresa toda la cueva en la que se encastró el templo y la parte superior de esa cúpula hemiesférica.




         En esta ocasión pudimos entrar en la iglesia parroquial de la Magdalena, con su torre, cuyo cuerpo superior es de inspiración mudéjar, aunque la parte inferior fue objeto de un inadecuado tratamiento. En estos momentos se va a proceder a la restauración de una de las grandes veneras que flanquean el presbiterio, razón por la cual el culto de ha trasladado a la ermita de San Benito.





         Ya mencionamos el excelente lienzo de Vicente Berdusán que, representando a María Magdalena preside el retablo mayor. Algo muy llamativo son las figuras situadas bajo el arranque de los nervios de su bóveda que representan a San Andrés, San Juan Evangelista, Santa María Magdalena, San Pablo, San Pedro, San Juan Bautista, Santiago y otro personaje no identificado. Javier Ibáñez, que estudió la iglesia, señala que fueron realizados por Bernal del Fuego y Francisco Guarrás. El primero de ellos es autor de otra decoración similar en la iglesia de Grisel (que no conocemos) y de las representaciones de Hércules y Caco en la fachada de la Casa Consistorial de Tarazona.




         Debemos mencionar finalmente el palacio de los duques de Villahermosa cuya restauración es una asignatura pendiente. El estar dividida su propiedad en manos privadas lo complica y la parte contigua a la iglesia está ya en estado de ruina.

         Su importancia histórica es evidente. En él pernoctaron entre otros personajes relevantes el rey Felipe IV, que da nombre a la calle aledaña, en 1643, y anteriormente otros que formaron parte del séquito de Felipe II en 1592. Como recuerda el Prof. D. Juan Carlos Lozano, de él afirmó Pascual Ranzón que era un “árbol plantado en las delicias de aquel pequeño Paraíso”. Ni el palacio ni sus jardines son ya lo que fueron, pero Los Fayos continúa siendo un lugar a visitar.


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