martes, 23 de febrero de 2021

La verdadera historia del derribo de las arcadas

 

         En numerosas ocasiones nos hemos referido al acueducto llamado de “las Arcadas”, por tratarse de uno de los parajes más pintorescos de nuestra ciudad, elegido como escenario para el rodaje de una secuencia de “Nobleza Baturra” y por el lamentable derribo de una de las dos que tenía originalmente.

         La revisión de las colecciones de periódicos borjanos nos ha permitido reconstruir la historia de la destrucción de esa arcada, sobre la que hoy queremos informar.

         Fue el 2 de mayo de 1920 cuando en Ecos del Moncayo apareció una breve reseña en la que se aseguraba que iba ser convocada una reunión con el fin de “estudiar los medios más convenientes para sustituir el riego de la Añora, que hoy se realiza por la canal de las Arcadas, por un sifón en dicho sitio, para evitar el encharcamiento de aguas a la vez de procurar el embellecimiento de tan bonito camino”.


         A pesar de lo escueto de la información hay varios aspectos en los que merece la pena detenerse. El primero de ellos es que ese canal o acueducto de las Arcadas tenía como finalizar regar el término llamado de la “Añora” o también de la “Ñora” que, por encontrarse en alto no podía recibir directamente las aguas del río Sorbán. De ahí, que fuera preciso utilizar una noria para elevarla y "ñora" equivale precisamente a noria. Cuando la noria, que era de madera, cayó en desuso, fue preciso recurrir a un acueducto para llevar el agua hasta esa zona.


         Otra cuestión a considerar es la de las razones que indujeron a derribar una arcada. Se ha venido afirmando que con esa medida se pretendió facilitar el paso de los carros pero la información periodística habla de “evitar el encharcamiento” y embellecer “tan bonito camino”. Que la acequia estaba deteriorada lo demuestra esta imagen pero, para evitar que el camino se mojara, las pocas veces que por ella circulaba el agua, hubiera bastado repararla. Lo de embellecer ya es otra cuestión que viene a poner de manifiesto la diferencia de criterio, respecto a la belleza, que se tenía en aquellos momentos.

         Hay que recordar que el promotor de ese atentado patrimonial fue el entonces Alcalde D. Rodolfo Araus Chíes aunque tuvo que convocar la reunión para lograr la aquiescencia del Sindicato de Riegos de quien dependía la acequia.

         El M. I. Ayuntamiento, en sesión de 20 de enero de 1921 aprobó la construcción de un “sifón en las Arcadas para el riego llamado de “Añora” por estar el camino que conduce al puente Clot intransitable, siempre que el Sindicato de Riegos dé el permiso”. Una vez más se justifica la obra por el estado del camino y, de paso, se habla del puente Clot que nunca hemos llegado a saber si se escribe “Clot” o “Clox” como aparece en otros documentos. 


         En el número de Ecos de Moncayo de 3 de julio de 1921 apareció un artículo de despedida a las Arcadas por los recuerdos que entrañaban y por la contribución de esa obra al fomento de la “producción agrícola de un gran pedazo de nuestra huerta”, aunque reclamaba el inmediato inicio de las obras que “imperiosamente reclaman la higiene y la conveniencia para el transporte en carro de las producciones agrícolas que, con abundancia, se cosechan en el Campo, las Campellas y ambas márgenes del Huecha”. La alusión a la higiene nos parece demasiado retorcida. Pero, además, informaba que pocos días antes le habían abierto una “gran brecha” que ponía en peligro su estabilidad. Como puede apreciarse no faltaban excusas para derribar un elemento patrimonial, algo parecido a lo ocurrido anteriormente con las murallas de muchas ciudades en aras a un mal entendido progreso.


         Finalmente, la obra fue adjudicada al prestigioso maestro albañil D. Cirilo Castellot que la realizó de manera tan satisfactoria que la corporación municipal, en sesión de 25 de febrero de 1922, decidió concederle una gratificación de 32,50 pesetas a sumar al importe de sus trabajos.


         A la vista de lo relatado queda claro, por lo tanto, cuándo y quiénes perpetraron el derribo, recordando también que la arcada resultante llegó a estar en muy mal estado hasta que fue restaurada por el Ayuntamiento en 2011, merced al empeño personal del Concejal D. Leandro José Galindo Escolano.







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