sábado, 20 de marzo de 2021

El pregón del Entierro de Cristo

         Decíamos ayer que, cuando se propuso crear el Entierro de Cristo, se afirmaba que la intención de los fieles que impulsaban esa iniciativa era la de celebrar una procesión “de entierro” para dar sepultura al cuerpo de Cristo que había sido descendido de la Cruz.

         Era, en definitiva, un entierro como el de cualquier otra persona que, en esta ocasión, corría a cargo de la cofradía de San José en sus inicios, por ser Jesucristo hijo del titular de la misma.


         En la actualidad, los entierros se anuncian en Borja, como en muchas localidades, mediante esquelas fijadas en puntos estratégicos de la ciudad pero, hasta hace no demasiado tiempo ese cometido corría a cargo de un “avisador” que a viva voz daba noticia de la identidad del fallecido y de la hora del entierro, en plazas, calles y establecimientos más concurridos.

         Esa es, en definitiva, la función de la comitiva del pregón que a primeras horas de la tarde del Viernes Santo sale de la colegiata de Santa María para anunciar el Entierro de Cristo que tendrá lugar más tarde.



         Ahora, la presencia de representantes de todas las cofradías y de la banda de cornetas y tambores de la de San Juan Evangelista, con los coloridos hábitos introducidos en época reciente, ofrece un aspecto un tanto diferente de la sobriedad que tuvo en el pasado con la única presencia de la cofradía de San José y, posteriormente, de las de Almas cuando se hizo cargo de la organización del Entierro de Cristo.



         Entre los elementos que tomaban parte en la menguada comitiva figuraba un macero y la bandera negra del Entierro de Cristo a los que nos referiremos al comentar todos los componentes de esa procesión.


         El núcleo central lo constituyen los miembros de la cofradía de las Almas en torno a su bandera, arropando a la persona que se encarga de cantar el pregón.





         Hasta que hubo priores efectivos, acompañaban a la comitiva en su recorrido, siendo ellos los encargados del rezo de las preces finales. Como consecuencia del carácter laico del pregón los sacerdotes no iban revestidos portando únicamente el cetro enlutado. En la primera imagen puede verse a mosén Primo Irache en la plaza de San Bartolomé con sotana, manteo y bonete en la cabeza, mientras que en la segunda D. José Antonio Preciado aunque con sotana ya no viste el manteo ni se toca con bonete.


         Al llegar a los puntos establecidos, el toque de atención de la corneta y el redoble del tambor que acompañan a la cofradía, invitan al silencio a las personas reunidas en esos lugares.




         Seguidamente el cantor, antes muy jóvenes y en la actualidad algo menos entonan el pregón cuyo texto es el siguiente:

 

Devotos fieles cristianos,

            amigos de Jesús Nazareno,

            Hijo de María Santísima,

            que acaba de morir

            por la Redención del mundo,

            acudiréis a las ocho de la tarde

            a solemnizar su entierro,       

            a llorar al pie de la Cruz nuestros pecados.

            Pater noster, Ave María.

 

         Tras el rezo de esas oraciones la comitiva retoma la marcha para culminar el recorrido en la colegiata de Santa María de donde había partido.


         En 2007, Pyrene en colaboración con nuestro Centro grabó y distribuyó un bonito documental en DVD al que corresponde esta parte del pregón que puede verse en este enlace.





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