lunes, 7 de junio de 2021

Escultura urbana en Litago

 


         Hemos vuelto a Litago para fotografiar el conjunto de esculturas que jalonan ese paseo tan bonito que es la calle Tiro de Bola. En nuestra visita anterior sólo vimos una pero, al documentarla, nos percatamos de que muy cerca había otras y no dudamos en regresar.




         No es de extrañar que la más cercana al casco urbano nos pasara desapercibida dado que, casi completamente oculta por la hiedra, se encuentra la escultura dedicada a Lug, una divinidad céltica que dio nombre a la ciudad de Lugdunum, la actual Lyon, y que supuestamente fue adorado por las primitivas gentes de los alrededores del Moncayo, tal como se explica en la lápida que pudimos entrever entre la hiedra.




         Tuvimos que recurrir a la página “Escultura Urbana de Aragón” para conocer las características de esta obra realizada por el escultor sevillano Luigi Maráez, residente en Trasmoz, que utilizó su propia imagen para representar a esa divinidad pagana. El monumento fue inaugurado con ocasión de las V Jornadas de Poesía del Moncayo que impulsa Trinidad Ruiz Marcellán.



         La siguiente escultura lleva por título “El lector” y como todas las instaladas en este paseo fue realizada por Luigi Maráez, un artista polifacético pues no sólo es escultor reconocido, sino también escritor y dramaturgo

         Representa a una persona sentada, leyendo el libro que sostiene sobre sus piernas. Fue la única que localizamos durante nuestra primera visita, al encontrarse junto al árbol en el que reposamos tras el recorrido por las calles de la localidad.



         Un poco más adelante se encuentra un grupo de tres monumentos, el primero de los cuales es el dedicado a Trinidad Ruiz Marcellán, la fundadora de la Editorial Olifante que tiene su sede en Litago, desde la que creó e impulsó el Festival de Poesía del Moncayo, junto con su compañero Marcelo Reyes.

         El monumento está constituido por un monolito de piedra, levantado sobre una basa, que en su parte anterior muestra el logotipo de la editorial, realizado en bronce. 





         Al lado se encuentra el monumento a Marcelo Reyes García (1962-2015), el compañero de Trinidad y argentino de origen que residió en Litago durante 22 años y falleció prematuramente a consecuencia de un accidente cuando practicaba parapente.

         El conjunto está constituido por un monolito de piedra, a manera de muro, sobre el que se disponen un sombrero, una cartera y tres libros. A su derecha otro monolito, en este caso de mármol, con una placa en la que puede leerse el poema que le dedicó Trinidad Ruiz Marcellán.



         La última escultura es, cuando menos, desconcertante dado que representa en hierro la figura esquemática de un hombre arando, mientras que sobre la losa que la sustenta aparece el rótulo “San Sebastián”. Cerca del paseo se encuentra la ermita dedicada a este popular Santo militar, pero resulta difícil de adivinar la relación que guarda con la escultura. Hubiéramos pensado que podía hacer alusión a San Isidro pero, por alguna razón, es conocida como “Monumento a San Sebastián”.




         No son las únicas esculturas existentes en Litago ya que, en la plaza de los Toros y sobre la fuente situada en el centro de la misma pueden verse dos pequeños toros de bronce, cuyo autor no hemos llegado a conocer.



         Trinidad Ruiz Marcellán tiene en el jardín de su casa otra obra de Luigi Maráez, titulada “El hombre tranquilo” que, inicialmente estuvo en el parque de Trasmoz.

         Y a Trinidad se le homenajea también con una placa de cerámica en la que aparece uno de sus poemas, junto a la reproducción del lienzo que, en 1866, pintó Valeriano Bécquer, durante su estancia en Veruela, acompañando a su hermano Gustavo Adolfo.

         La obra se titula “El presente. Fiesta mayor en el Moncayo” pero en Litago no les faltan razones para creer que lo que en él se representa es la fiesta de “La entrega”, que  la cofradía de San Sebastián celebra a finales de agosto. Coincide el traje del danzante, el pendón con el roscón que lo remata y hasta se conserva el contrafuerte que puede verse junto al arco.






 




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