sábado, 4 de septiembre de 2021

Las supuestas apariciones de Garabandal y Borja

         El 2 de julio de este año se cumplió el 60º aniversario de la primera de las supuestas apariciones de la Virgen en la localidad cántabra de San Sebastián de Garabandal. De manera casual y coincidiendo con esa efeméride, hemos recibido una de las obras que el escritor zaragozano D. Francisco Sánchez-Ventura y Pascual escribió sobre el fenómeno de Garabandal, tema en el que estuvo especialmente interesado toda su vida.

         Por este motivo hemos actualizado nuestros recuerdos sobre aquellas apariciones, protagonizadas por cuatro niñas, dos de las cuales fueron enviadas a Borja para apartarlas del impresionante fenómeno mediático que se había originado en torno a sus visiones. Comoquiera que muy pocas personas de nuestra ciudad conocen esa curiosa relación de Borja con Garabandal, hemos querido documentarla a partir de los recuerdos de algunas de las personas que aquí convivieron con ellas.


         Estas son las protagonistas de las apariciones. De izquierda a derecha Mari Cruz González, Jacinta González, Conchita González y Mari Loli Mazón. A pesar de la coincidencia de apellidos entre las tres primeras no existía relación familiar entre ellas, aunque todas residían  en San Sebastián de Garabandal, un pequeño núcleo urbano que actualmente cuenta con poco más de 100 habitantes. Siempre nos llamó la atención esta imagen de las niñas, dado que en varias de ellas, especialmente en Mari Cruz se observan alteraciones que podrían ser compatibles con un problema tiroideo dolencia que, por otra parte, era endémica en determinadas zonas del norte de España.



         Fue el 2 de julio de 1961 cuando las niñas manifestaron que se les había aparecido la Virgen del Carmen, tras haber recibido un anuncio previo del arcángel San Gabriel. Desde entonces y hasta el 13 de noviembre de 1965 se sucedieron más de 2.000 apariciones marianas que despertaron una enorme expectación en toda España. Cientos de personas se congregaban en el lugar para presenciar lo que allí acaecía, contando con la presencia de muchos sacerdotes.

         La Iglesia se mostró muy crítica con lo que estaba sucediendo y, aunque ninguno de los supuestos mensajes de la Virgen, eran contrarios al dogma o la doctrina, el administrador apostólico de la diócesis de Santander (sede vacante en aquellos primeros momentos) y los posteriores obispos residenciales pusieron todo tipo de trabas, llegando a prohibir la asistencia de sacerdotes. No fue hasta 1987 cuando fueron suspendidas las prohibiciones y fue el cardenal Ratzinger, cuando era Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, quien en 1992 decretó que para la Iglesia no consta que lo que allí sucedió tuviera una causa sobrenatural. En realidad, ese “no consta” deja abierta la cuestión a nuevos estudios ya que viene a señalar que no existen pruebas, en uno u otro sentido, sobre el verdadero carácter de los hechos.


         Pero aquí no queremos pronunciarnos sobre la autenticidad de esas apariciones sino relatar esa relación con Borja a la que antes hemos hecho referencia. Aunque no muy difundido, formaba parte de la leyenda urbana que dos de las niñas videntes habían sido internadas en el colegio de Santa Ana donde convivieron con otras alumnas que sólo llegaron a descubrir su verdadera identidad al ver su imagen en la prensa de la época.

         Aunque nunca dudamos de esa información, ha sido ahora cuando hemos podido constatar que fueron Mari Loli y Jacinta quienes el 30 de septiembre de 1965 fueron enviadas al colegio de Borja, con la excusa de que cursaran estudios, aunque el propósito real era el de apartarlas del foco de las apariciones que, de hecho, finalizaron poco después.


         No hemos podido conocer a quién se le ocurrió la idea de traerlas a Borja pero, no cabe duda de que fue un acierto, pues los medios de comunicación no llegaron a tener noticia de ello.

         Mari Loli es la única de las videntes que ha fallecido. Murió el 20 de abril de 2009, a consecuencia de un lupus eritematoso. Vivía en los Estados Unidos donde había contraído matrimonio.

         También viven en los Estados Unidos Jacinta, que se casó con un miembro de la US Navy y tiene una hija, así como Conchita, también casada y con cuatro hijos (tres mujeres y un hombre que ya le han dado nietos). La única que reside en España es Mari Cruz que, hace algún tiempo, manifestó que las apariciones fueron una superchería, aunque más tarde se retractó.




         Hasta Garabandal siguen acudiendo actualmente personas para rezar en el lugar donde supuestamente se apareció la Virgen. Se ha levantado una modesta capilla y, junto a ello, un monumento en forma de campana. En el itinerario hay pequeños hitos dedicados a los mensajes de la Virgen o al lugar donde, por vez primera, tuvieron la visión de San Miguel.

         El tiempo dirá si el recuerdo de las apariciones se va diluyendo o si, finalmente, son reconocidas por la Iglesia. Mientras tanto, hemos querido dar a conocer la presencia en Borja de dos de las protagonistas de aquellos hechos que tanto interés despertaron en su momento.


 




 

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