Murales en Novillas

         Siguiendo nuestro recorrido por las localidades de la comarca en busca de los murales que recientemente han sido creados en varias de ellas, ayer estuvimos en Novillas.

         A la entrada de la población llama la atención el gran mural que cubre todo el muro lateral del antiguo almacén de trigo, dando vista a la carretera con un efecto sumamente impactante.

         Como eje central de la composición el nombre del municipio y el escudo del mismo que está constituido por dos novillas de oro pasantes sobre campo de azur con la cola sobre el lomo. En torno al campo, filiera componada, de dieciocho piezas, de gules y plata.

         A la derecha dos danzantes y la representación de uno de los monumentos de la localidad: el Fortín o fuerte fusilero que protegía el vado existente en el río Ebro, construido durante la última guerra carlista y actualmente restaurado y destinado a fines culturales.

         A la izquierda, otro de los símbolos de Novillas, la barca pontón con la que, durante siglos, se cruzó el río, hasta que fue sustituida por el actual puente de San Jorge, que también está representado.

         El mural de más de 200 metros cuadrados fue encargado por el Ayuntamiento al artista Diego Vicente que contó con la colaboración de sus ayudantes Jorge Sofín y Marcos Belsué.

         Junto a la entrada del pabellón vimos este otro mural del que no teníamos noticia, en el que está representada una simpática novilla y las letras "Risa", que puede ser la firma del autor, extremo éste que no pudieron explicarnos.

         Con las indicaciones recibidas logramos encontrar otro mural realizado con la financiación de la comarca de Campo de Borja. Está situado en la plaza existente al final de la calle Virgen del Rosario, en un lugar no demasiado visible que, cuando llegamos, estaba parcialmente tapado por los coches aparcados delante. Esta vista general la hemos tomado de Internet.

         El mural es obra del artista zaragozano Eduardo Tobajas Díez, que firma como @vida.mural, y con él se pretende tributar un homenaje a los pescadores locales que vivieron en el pasado de la captura de anguilas en el Ebro, como la que sostiene en las manos el personaje protagonista del mural, conservándolas en las llamadas “pesqueras”, una de las cuales ha sido restaurada por el Ayuntamiento, para mantener vivo el recuerdo de lo que fue uno de los pilares de la economía de la localidad.